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Lucas tiene 4 años recién cumplidos. Buzz Lightyear es su personaje favorito. Tiene el muñeco, los Reyes Magos le han traído el disfraz intergaláctico y no duerme igual si no lleva el pijama del compañero de Woody.
Cuando su padre le dice “hasta el infinito y más allá”, Lucas siempre sonríe. Su plan favorito del viernes es sentarse con su padre y sus hermanos y ver alguna de las cuatro entregas de Toy Story, que ya se sabe de memoria. Pero no se cansa.
Desde que supo que se iba a estrenar la película en solitario de Buzz, espera ansioso a que su padre cumpla su promesa de llevarle a disfrutar de lo que más ilusión le hace.
Alerta por WhatsApp
Al padre de Lucas, como a miles de personas, les está llegando en los grupos del esta red de mensajería por móvil el siguiente mensaje:
“Hola familia. He ido esta mañana al preestreno de Lightyear, la película de Disney de Toy Story. Durante la primera media hora es una mujer que se casa con otra, se besan, se queda embarazada… así. Para que lo difundáis y no vayáis a verla”
La duda de un padre católico
La duda ya está planteada. Por un lado se dice que tiene ganas de ver la película y cumplir el deseo de su hijo para no desilusionarle.
Por otro, se dice que tiene un deber como padre, y no le parece bien que Disney decida por él ‘educar’ a su hijo en una cuestión que considera que – como tema moralmente delicado – debe afrontar desde su visión cristiana de la vida.
Disney y la ideología de género
Jerónimo José Martín, crítico de cine de la Cadena Cope, advierte que “la boda entre las dos mujeres no se ve, aunque se dice que se van a casar, y luego aparece una de ellas embarazada y besando a la otra”.
Comenta para Aleteia que desde 2018, Pixar “ha ido introduciendo en sus películas la ideología de género y otros detalles políticamente correctos; así como un psicologismo mas centrado en la introspección de sus héroes y heroínas que su anterior despliegue de virtudes morales en pos del bien común. Esas tendencias se consolidan en Lightyear”
José Luis Panero, crítico de cine del blog Palomitas de Maíz y colaborador de Aleteia, lamenta “todo el popurrí que mete”; y remarca la pena que le produce “que sea una película al servicio del colectivo LGTBI”.
Recuerda que todo arranca con la película Frozen, donde colectivos homosexuales presionaron para que la reina de esa película fuera lesbiana. Advierte que Disney “irá a más” con esta línea editorial por un error de concepción de lo que es “progresía, la modernidad y la vanguardia”.