separateurCreated with Sketch.

Las dos visiones que precedieron la entrada en convento de Padre Pío

whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Marcello Stanzione - publicado el 07/06/22
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Ocurrieron en la primera semana de enero de 1903. Eran "opuestas" y muy "fuertes"

El 25 de mayo de 1887 nació en Pietrelcina (Benevento) -de padre Grazio y madre Maria Giuseppa- Francesco Forgione (Padre Pío). Quien le dio el nombre fue su madre, que además de ser muy creyente también era muy devota de san Francisco de Asís.

La pobreza en casa de Padre Pío

Fue bautizado al día siguiente de su nacimiento en la iglesia de Santa Ana. Y el 27 de septiembre de 1899 recibió la Confirmación y la Primera Comunión.

Francisco vivía en una familia muy pobre, hasta el punto de que no podía garantizarle ni la más mínima instrucción.

Y los años que debía dedicarse a estudiar, los pasaba ocupado en el trabajo de los campos, para poder ayudar a sus padres.

El "encanto" de Fray Camillo

Fue en Piana Romana en 1901 donde el Padre Pío realizó por primera vez su deseo de convertirse en sacerdote, gracias también al conocimiento de un fraile del convento de Morcone, Fray Camillo di Sant'Elia, que a menudo pasaba por Pietrelcina para recoger ofrendas.

Como Francisco pertenecía a una familia pobre, no podía permitirse el lujo de asumir los costos de sus estudios, especialmente desde el momento en que quiso convertirse en sacerdote.

El sacrificio de Grazio

Fue así como Grazio, consciente de que el Señor había elegido a su hijo para el sacerdocio, y para juntar el dinero necesario, por un impulso de amor y abnegación que sólo un padre puede hacer, se fue como emigrante a América en busca de un mejor trabajo.

En convento a la edad de 14 años

Gracias a los esfuerzos de su padre, Francesco logró tener el dinero para estudiar. Y así fue como en el otoño de 1902, a la edad de 14 años, obtuvo el consentimiento para ingresar en convento.

Esto es lo que vio el futuro fraile

En una de sus cartas al director espiritual, el Padre Pío escribe que el 1 de enero de 1903, tuvo una visión que le predijo que una lucha continua con Satanás lo acompañaría durante toda su vida.

Y más tarde, en otra visión del 5 de enero del mismo año, recibió el consuelo de Jesús y María que lo tranquilizaron, garantizándole su predilección y protección.

Confianza en Dios

Es significativo que la entrada del Padre Pío en el convento estuviera precedida por estas dos visiones.

Ciertamente, aumentaron la confianza de Francisco en Dios, dándole ciertas pruebas de su ayuda pero también haciéndole gustar la atención de un Dios que es Padre y advierte a su hijo de posibles peligros.

"Mammarella"

Además de la confianza y el abandono en su Salvador, el corazón de este pequeño fraile tenía que llenarse de gratitud.

Eso lo impulsó a una contemplación e inmersión cada vez más profunda en Dios a través de una oración hecha de imploración, gratitud y delicadezas dirigida también a su "Mammarella" -como le gustaba llamar a la Madre de Dios- a la que no se cansaba de invocar ni de hacerla invocar.

¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.