Un Año Jubilar marca el 400 aniversario de la canonización de la patrona de Madrid. En un fin de semana, más de 30.000 madrileños visitaron la Colegiata que alberga sus restos.
San Isidro Labrador vivió entre los siglos XI y XII. Nacido en Madrid alrededor del año 1070 en una familia pobre y devota, fue bautizado con el nombre de Isidro, en honor al santo y erudito del siglo VI Isidoro de Sevilla, a menudo llamado “el último erudito del mundo antiguo”.
Campesino al servicio del rico terrateniente Juan de Vargas, es el patrón de los agricultores y de la capital española, Madrid. Como este año marca el 400 aniversario de su canonización, el Papa Francisco concedió un año jubilar a la diócesis de Madrid, el Año Santo de San Isidro.
La urna que contiene el cuerpo incorrupto del santo fue abierta el pasado sábado 21 de mayo. El lunes 23, en un sólo fin de semana, más de 30.000 devotos ya habían visitado la Colegiata (un magnífico edificio barroco en pleno centro de Madrid), que alberga sus restos desde 1769, cuando se volvió a dedicar la iglesia. El edificio también alberga los restos de la esposa de Isidoro, Santa María de la Cabeza.
Impresionan ver las imágenes de su cuerpo y cómo ha llegado hasta nosotros
La Colegiata de San Isidro
La iglesia de San Isidro El Real fue diseñada por el afamado arquitecto barroco Pedro Sánchez en 1620. Supervisó su construcción hasta su muerte en 1633. La obra fue terminada en 1664, por Francisco Bautista y Melchor de Bueras.
La iglesia fue construida para reemplazar la iglesia parroquial de San Pedro y San Pablo, que había sido demolida para dar cabida al Colegio Imperial, por mandato de la emperatriz del Sacro Imperio Romano Germánico María de Austria, hija de Carlos I y hermana del rey Felipe. II de España: en su testamento dejó su fortuna a los jesuitas para que terminaran el edificio.
La iglesia fue consagrada el 23 de septiembre de 1651, trece años antes de su finalización. Como perteneció a los jesuitas, la iglesia estuvo dedicada a San Francisco Javier. Pero cuando los jesuitas fueron expulsados en 1767, el edificio se convirtió en colegiata. Dos años después, con la llegada de los restos de San Isidro, la iglesia cambió su nombre por el de San Isidro El Real.