No son jovencitas, pero podrían dar clases en el uso de las redes sociales a muchos jóvenes. Esta es la historia de las Hermanas Agustinas Descalzas de la localidad valenciana de Benigànim (Beatainesbeniganim.com). Una joven ya quiere entrar en este monasterio al descubrirlas en YouTube e Instagram.
Estas religiosas, animadas en particular por la hermana Aurora, que entró a este monasterio a los 17 años y que hoy ya ha cumplido los 64, han logrado algo imposible de imaginar años atrás: irradiar la espiritualidad de la clausura en las casas y las vidas de miles de personas.
La hermana Aurora, quien tiene muy claro que las redes sociales son la ventana de su comunidad al mundo, ha dedicado unos minutos a conversar con Aleteia para contarnos cómo ha sido la experiencia que ha llevado a este monasterio a dar el salto a las redes sociales.
La clausura en las redes sociales
“El motivo por el que saltamos las redes sociales fue para darnos a conocer: dicen que, si no te conocen, no existes,” explica la hermana Aurora.
“También es una manera de conectar con el mundo exterior --añade la monja agustina--, y que vean nuestro mundo interior y como vivimos”.
En particular, en las redes, este monasterio logra comunicar el sentido de la vida de una monja de clausura: rezar ante Dios por todos, entregando la vida por todos.
En sus perfiles de YouTube (Agustinas Descalzas Benigánim), Instagram (@agustinasdescalzasbeniganim), Facebook (Agustinas Descalzas), o Twitter (@A_Descalzas), podemos ver a mujeres felices.
Compartir con el mundo la vida contemplativa
“Somos monjas de vida contemplativa”, explica en uno de sus vídeos de presentación en YouTube la hermana Aurora.
“Quizá no sepas bien lo que somos ni lo que hacemos --añade--. Seguramente nos veis como personas inútiles o mantenidas. Pero no es así, nuestra vida es dedicación total al amor, y tú también estás dentro de nuestro corazón, porque dentro del tuyo, como decían nuestros padres Agustín y Teresa, habita Dios”.
Nuevas vocaciones a través de las redes
Al preguntarle cómo se les ocurrió dedicar tiempo y esfuerzo a las redes sociales siendo monjas de clausura, la hermana Aurora nos responde que esta labor puede suscitar nuevas vocaciones en chicas llamadas por Dios a la vida consagrada.
Hermana Aurora: “Si despertamos el interés en alguna chica, ese esfuerzo vale la pena”
“La vocación la da el Señor, pero estos son los medios con los que contamos para dar a conocer nuestra vida --aclara--. Y si despertamos el interés en alguna chica, ese esfuerzo vale la pena. Además, el ordenador y las manualidades son para mí como un tubo de escape. Así que a mí no me pesa”.
Como otras órdenes contemplativas, esta comunidad, cuyo nombre oficial es Monasterio de la Purísima Concepción, San José y beata Inés, está viviendo la falta de vocaciones y las dificultades económicas.
Ahora bien, si ves sus vídeos o lees sus posts, descubrirás que no lanzan al mundo, un mensaje derrotista, ya que son mujeres alegres y realizadas con su vocación. Quieren transmitir la alegría y la paz de servir al Señor por toda la vida.
Ellas, explican en sus redes, no tienen nada material propio, pero comparten con el mundo su día a día en el monasterio. Dan ejemplo del amor que se tienen como hermanas. Son especiales los momentos en que nos muestran su atención a las hermanas mayores.
La experiencia de su presencia en redes está poco a poco dando frutos. Una chica de Kenia vio sus videos en YouTube y ahora están arreglando los papeles para que pueda entrar en el convento.
En este salto al mundo digital no están solas. Un seminarista del Seminario de Valencia les ayuda a dar más vida a sus perfiles. Es la muestra del gran aprecio que les tienen en la arquidiócesis y el valor de su carisma, fundadas para la adoración y la reparación, según fundador San Juan de Ribera (1532-1611).
Hermana Aurora: “Dios es el único que puede llenar la vida, nos llena de felicidad, eso es lo que queremos que vea el mundo”
Su vida cotidiana
La oración personal y comunitaria centran el día a día de las Agustinas Descalzas. Tras la celebración de la Eucaristía, a las 9 de la mañana, exponen el Santísimo ante el que permanecen en turnos de oración de media hora durante la mañana.
Luego, cada una se dedica a su tarea, que en la actualidad se centra sobre todo en la atención de las hermanas mayores.
Por la tarde, después de la comida y del descanso, vuelven a exponer el Santísimo y continúan con los turnos de oración, así como su trabajo.
A lo largo del día se reúnen varias veces para participar en la Liturgia de las Horas. Y no es hasta después de la cena cuando pueden disfrutar de un tiempo de recreo, momento en que la comunidad aprovecha para dialogar, comentar acontecimientos, compartir y reír.
Sí, porque la risa y la alegría son permanentes en estas mujeres cuyos rostros reflejan, sin duda, una vida.
El traslado a Benigànim
En su perfil de LinkedIn, la hermana Aurora resume en unas breves líneas el que posiblemente ha sido uno de los acontecimientos más importantes en la historia de su congregación: el traslado de las Agustinas Descalzas de Alcoy (Alicante) para fusionarse con sus homólogas en Benigànim (Valencia), dejando atrás el monasterio que la orden había ocupado durante 419 años.
“Una decisión difícil porque suponía abandonar la casa madre, un convento con una historia muy importante. Cada año se celebra allí el milagro del robo y hallazgo del Santísimo Sacramento, en 1568. Dejamos un pueblo en el que estábamos muy arraigadas familiar y socialmente. Sin embargo, aquí se imponía la caridad antes que las piedras. Las hermanas de Benigànim no paraban de llamarnos pidiendo ayuda porque estaban muy mayores. Al final, la falta de vocaciones nos obligó a trasladarnos”.
Cuidar de las hermanas más ancianas y atender al resto de compromisos no dejan mucho tiempo para Internet. Pero, aun así, las hermanas seguirán moviendo el canal y el resto de las redes sociales para que conozcamos la belleza de su vocación y la felicidad con la que viven en su monasterio.
Escucha en este vídeo la carta de una de las agustinas descalzas a su madre: