En La superstición del divorcio, G. K. Chesterton tiene una frase que debería estar en el frente de toda política pública con respecto a la familia en el mundo: “Ese triángulo de verdades evidentes –de padre, madre e hijo—no puede ser destruido, pero puede destruir las civilizaciones que lo desprecian”.
Hoy existen gran cantidad de países que, en nombre de la defensa de los derechos de las minorías, “desprecian” ese triángulo fundamental no solo para el crecimiento de la sociedad, sino, básicamente, para el crecimiento de la persona, en especial, el crecimiento del niño.
Reforma al Código de Familias en Cuba
El pasado mes de diciembre, la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba aprobó la versión final del Código de las Familias que será sometida a consulta popular desde el primero de febrero hasta el 30 de abril de 2022.
En esta reforma, el Congreso de Cuba –dominado por el Partido Comunista-- incluye una definición de matrimonio que abre la posibilidad a la unión entre personas del mismo sexo y de que estas mismas personas puedan adoptar.
A este respecto, los diputados cubanos –en su mayoría-- expresaron su apoyo al proyecto de Ley al destacar que el mismo “defiende los nuevos conceptos de familia” especificados en la nueva Constitución del país.
En concreto, se especifica que el matrimonio constituye una de las formas de organización de las familias, y lo define como “la unión voluntariamente concertada de dos personas con aptitud legal para ello, a fin de hacer vida en común sobre la base del afecto y el amor”.
Esta reforma que se someterá al escrutinio público constituye uno de los principales cambios con respecto al Código de las Familias vigente en Cuba desde 1975 en el cual, en su artículo segundo, determinaba que la unión sólo podía realizarse entre un hombre y una mujer.
La Iglesia católica responde
Nada más conocerse la aprobación de los diputados del proyecto de reforma, la Iglesia católica de Cuba, por voz del arzobispo de Santiago, Dionisio García, se pronunció en contra puesto que con ella, dijo, se pretende “destruir a la familia natural como Dios la hizo”.
“Dios nos hizo hombre y mujer, físicamente, psicológicamente, fisiológicamente diferentes; porque cada uno tiene un papel que cumplir (…) Lo demás es la arrogancia de algunos que ahora están empeñados en destruir a la familia natural”, afirmó el prelado cubano.
Más adelante, durante una homilía, García dijo: “se pueden buscar muchas teorías, se pueden legislar leyes; y no porque se legisle una ley se tiene que decir que es justa». Y agregó: “cuando se rompe una ley de la naturaleza, siempre algo sale mal y trae sus consecuencias”.
Finalmente, el arzobispo de Santiago sostuvo que no se puede equiparar una familia entre dos personas del mismo sexo con la de un hombre y una mujer que engendran: Al apoyar también la adopción, “no nos damos cuenta de ese pequeño niño necesita de un padre y una madre”.