Ha sido una confesión muy valiente, sobre todo, si tenemos en cuenta que gran parte de la escena musical pop-rock está enormemente sexualizada. Pero Billie Eilish, un fenómeno de masas de los últimos años, no ha dudado en asegurar que su adicción a la pornografía le ha destrozado parte de su infancia y juventud.
“El consumo de porno desde los 11 años destruyó mi cerebro”, aseguró la joven durante una entrevista en el famoso “The Howard Stern Show”.
Es paradójico que haya sido precisamente en este programa en el que Eilish haya hecho esta denuncia ya que este espacio siempre ha creado polémica por su explícito y vulgar contenido sexual.
“Creo que el porno es una vergüenza. Siendo honesta… solía ver mucha pornografía”, contó sin tapujos.
La cantante explicó además que estaba enganchada a “pornografía violenta”, una exposición constante que la habría “devastado”, de acuerdo con sus propias palabras. Eilish no acudió a la escuela secundaria, por lo que pasaba mucho tiempo en casa donde también estudiaba en modalidad homeschooling. En esos años fue cuando empezó a ver porno.
Durante esta entrevista radiofónica habló de los trastornos que ese tipo de imágenes habían provocado en ella como pesadillas, pérdida de sueño y problemas para relacionarse con los hombres.
La joven siempre se ha presentado vestida con ropas anchas y masculinas porque no quería llamar la atención sobre su físico. Además, tiene síndrome de Tourette, una condición que ha limitado mucho su vida y sus interacciones con otras personas.
Eilish ha sido una de las jóvenes artistas que más claro ha hablado sobre su salud mental. Llegó a reconocer que había pensado en el suicidio y que, por eso, había estado en terapia; todo ello antes de cumplir 18 años
Pese a todo, y a punto de cumplir 20 años, Eilish es una de las artistas más cotizadas del panorama internacional con tan solo dos discos en el mercado. Además de otros muchos reconocimientos, tiene 7 premios Grammy en su haber y ha compuesto el tema principal de la banda sonora de la última película de James Bond, “No time to die”.
Estas declaraciones de la artista condenando con semejante contundencia el daño que provoca la industria pornográfica no han pasado desapercibidas porque es un testimonio en primera persona de un fenómeno que tristemente está cada vez más extendido.
Numerosos estudios han demostrado que el consumo precoz de pornografía en niños y adolescentes afecta a su desarrollo neuropsicológico; les provoca trastornos físicos, emocionales y cognitivos; y condiciona las futuras relaciones íntimas.
Muchos expertos recuerdan que la adicción a la pornografía es comparable a otras adicciones, puesto que la persona que ve pornografía necesita cada vez más contenidos pornográficos más extremos y consumirlos con mayor frecuencia.