¿Furoqué? Furoshiki. Cuidadosamente doblado, a menudo con un nudo, el furoshiki es un simple cuadrado de tela que sirve de envoltorio para un libro, una botella, una caja, una flor, un dulce... ¡Se acabó la época del despilfarro de los rollos de papel de regalo! Ha llegado la hora regalar un furoshiki, con efecto sorpresa garantizado y reutilizable hasta el infinito.
En el periodo Edo que empezó en 1603, los japoneses transportaban sus efectos personales a los baños públicos, que llaman furo, en una tela anudada que extendían en el lugar, shiki, para utilizarla como alfombra de baño. En esta época, existían también furoshikis nupciales elegantemente bordados con la heráldica familiar o símbolos de buena suerte. El crisantemo o la grulla representan la longevidad, mientras que la carpa augura fuerza y perseverancia. Para un nacimiento, un ciruelo en flor simboliza una nueva esperanza.
En el siglo XIX, con la introducción del algodón en Japón, esta técnica se desarrolla para servir al viajero, tanto para sus efectos personales como para el comercio. La tradición de embalar objetos cotidianos y regalos en un trozo de tela se ancla en la cultura nipona. El regalo, entregado en mano, es desenvuelto por la persona que lo ofrece. La persona puede entonces doblar cuidadosamente la tela y guardarla para la próxima ocasión.
Plástico contra furoshiki
El furoshiki se abandonó en la segunda mitad del siglo XX con la extensión de la cultura moderna y su marea de bolsas de plástico. Los japoneses prefirieron entonces las cajas o las bolsas de plástico y la tradición cayó en el olvido.
En la actualidad, igual que en Europa, la concienciación del callejón sin salida de los productos de usar y tirar hace emerger nuevas soluciones. Y es entonces cuando el furoshiki resurge con fuerza. En 2006, una campaña del ministerio de Medio ambiente nipón para la sensibilización contra el despilfarro pone de moda la primera bolsa ecológica. Luego, se exporta igual que los origamis.
Furoshiki, lección 1
La tela del furoshiki existe en diversos tamaños, 50 cm, 70 cm ó 90 cm o un poco más, pero es siempre cuadrada. La técnica de base es sencilla. Puede ser un buen medio de dar una segunda vida a las telas o fulares que duermen en nuestros armarios: un pañuelo de algodón, poco arrugable y nada resbaladizo, suficientemente opaco, un estampado colorido, una bandana vintage, un bonito pañuelo con patrón liberty, un motivo étnico...
Nada se pierde, todo se transforma en un elegante embalaje o tsutsumi, según tres técnicas principales: el Fukusa tsutsumi, con una doblez simple utilizada para objetos pequeños o sobres; el otsukai-tsutsumi, que utiliza un nudo, y el yotsumusubi, que lleva dos nudos o dos asas para paquetes más pesados.
Hay lindos libros y muchos sitios web que ofrecen tutoriales para iniciarse en el furoshiki. Los libros, por ejemplo, son fáciles de embalar y tienen un resultado satisfactorio desde el primer intento. En la familia, una vez estén desenvueltos los regalos, cada uno podrá intentar aprender esta original técnica. Adeptos del cero desperdicios, artistas en potencia o simples epicúreos, ¡manos a la obra!
En este tutorial podrás ver cómo se envuelve con tela todo tipo de regalos navideños.
El furoshiki de Navidad causará furor.