separateurCreated with Sketch.

Fotos impactantes de Carlos de Foucauld y su espiritualidad del desierto

Charles de Foucauld
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Redacción de Aleteia - publicado el 04/03/20 - actualizado el 01/12/22
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Un largo camino, muchas veces lleno de oscuridad, que ayuda a intuir la paciencia de Dios en la realización de sus planes, así fue la vida de este inspirador santo, Charles de Foucauld

Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.

Deseo donar en 3 clics

La historia de Carlos de Foucauld es bastante curiosa. Un largo camino, muchas veces lleno de oscuridad, que ayuda a intuir la paciencia de Dios en la realización de sus planes. Y que acaba en un hombre purificado convertido en Evangelio viviente, que te permite hacerte una idea de cómo era Jesús de Nazaret.

Conócelo un poco más a través de esta galería de imágenes:

"Sólo para Él"

Carlos de Foucauld nació en Francia en 1858 en una familia rica y cristiana. Quedó huérfano a los 6 años. A los 16 perdió la fe y vivió sin control hasta los 20. Después de su conversión vivió en suma pobreza con los habitantes del desierto de Sahara.

“Apenas creí que había Dios, y que solo podría encontrarlo en la Iglesia católica, comprendí que solo podía vivir para Él; desde ese momento estaba decidida mi vocación religiosa. ¡Hay tanta diferencia entre Dios y todo lo que no es Él!”.

Foucauld viajero y aventurero

charles-de-foucauld-dc3a9sert.jpg
EAST NEWS

Tras una breve carrera en el ejército, exploró Marruecos a través de trabajos geográficos y lingüísticos, por los que la Sociedad de Geografía de Francia le concedió la medalla de oro.

Empezó su vida ascética en 1890 en Siria y Palestina y fue ordenado sacerdote en 1901. Se estableció en Tamanrasset, Argelia, en 1905, en medio del pueblo tuareg. Allí fue asesinado el 1 de diciembre de 1916.

Voz que grita en el desierto

Transitó su vida en el desierto africano sembrando un ideal: que todos los hombres tenemos un solo destino, ser hermanos.

Este grito en el desierto -aparentemente infecundo- es hoy el germen de fraternidades que se extienden por todo el mundo.

¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Aleteia vive gracias a sus donaciones

Permítenos continuar nuestra misión de compartir información cristiana y bellas historias apoyándonos.