Madre María Isabel de la Eucaristía, una monja francesa que se puso en el lugar de una madre que iba a ser ejecutada en la cámara de gas
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
Élise Rivet nació en la colonia francesa de Argelia el 19 de enero de 1890. Allí vivió con su familia hasta los veinte años, cuando su padre, un oficial de la marina de Francia, falleció. Fue entonces cuando su madre se la llevó a vivir a Lyon donde Élise buscó trabajo en una pequeña peluquería de la ciudad. Sin embargo, pronto decidió que su vida debía ir por otro camino y en 1912 ingresó en el convento de Notre-Dame de la Compassion. Pocos meses después pronunciaba sus votos y se convertía en la hermana María Isabel de la Eucaristía.
Durante años, se volcó en el trabajo asistencial sobre todo ayudando a niños huérfanos y desamparados de la ciudad de Lyon. La hermana María Isabel se ganó el cariño y el respeto de la congregación que la nombró Madre Superiora en 1933, cargo que sería renovado hasta en tres ocasiones.
La vida de entrega a los demás de la Madre María Isabel de la Eucaristía fue puesta ante una dura prueba con el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Ante la ocupación nazi, y sin pensárselo dos veces, se puso en contacto con la resistencia francesa. El convento se convirtió entonces en refugio de niños y mujeres judíos además de convertirse en almacén secreto de armamento y ocultar documentación clave para los miembros de la resistencia.
En la primera de 1944, alguien denunció las actividades clandestinas de la congregación y la Madre María Isabel de la Eucaristía fue detenida por la Gestapo. Tras permanecer un tiempo encerrada en la fortaleza de Montluc en la misma ciudad de Lyon, fue trasladada a otros centros de internamiento para terminar en Ravensbrück, el campo de concentración nazi reservado principalmente a mujeres prisioneras.
Así era la vida en un campo de concentración (Galería)
Allí, tras ser despojada de su hábito de religiosa, sufrió las mismas miserias que el resto de reclusas pero se convirtió, con su oración y su fe, en un importante consuelo espiritual para ellas. Según algunos autores, para proteger a una madre de familia que iba a ser trasladada a las cámaras de gas, se colocó en su lugar. El 30 de marzo de 1945, Viernes Santo, era ejecutada junto a otras mujeres.
Pocos meses después, Francia le otorgó a título póstumo la Cruz de Guerra con estrella y en 1997 fue reconocida por la organización judía Yad Vashem como Justa entre las Naciones. Cinco años antes, en 1991, se iniciaba su proceso de beatificación.