Cada lugar tiene sus normas para el diaconado permanente. En su columna en el periódico O São Paulo, de la arquidiócesis de São Paulo, el padre Cido Pereira explicó esta semana cómo funciona en la arquidiócesis brasileña.
El sacerdote enumera los criterios para ser diácono permanente allí: los candidatos deben casarse, tener una situación financiera estable, tener la aprobación de su esposa e hijos, someterse a una capacitación intensa y completar un curso completo de teología.
Con respecto a otras diócesis, el padre Cido dirige a los interesados a hablar directamente con el Ministerio o delegación de Vocaciones local. Y eso precisamente porque los criterios varían de una diócesis a otra.
Historia del diaconado
En cuanto a la naturaleza del diaconado, el sacerdote recuerda que surgió de la preocupación de los Apóstoles de Cristo por el buen cuidado de los pobres en la Iglesia primitiva.
Fue en este contexto en el que vivió el primer mártir del cristianismo: el diácono san Esteban. El protomártir, además de realizar el servicio de caridad, también evangelizó.
El papel crucial de los diáconos, de hecho, es precisamente estar al servicio de la evangelización y la caridad en la comunidad.
El padre Cido añade que el diaconado es el tercer grado del sacramento del Orden: el primero es el episcopado y el segundo el presbiterado.