El gran cambio que han experimentado las organizaciones y los diversos contextos de trabajo en equipo a lo largo de estos últimos años ha fomentado una manera de trabajar más colaborativa y cooperativa. La complejidad de las organizaciones implica trabajar a través de objetivos comunes, en función de unos roles adquiridos o unas funciones predeterminadas.
La gran complejidad del mundo laboral y la innovación generan diferentes situaciones que requieren diversidad de habilidades, constantes respuestas rápidas y adaptabilidad inmediata a la realidad que cambia rápidamente. Por esto mismo, el trabajo en equipo es considerado un punto clave y una ventaja.
Su impacto en las dinámicas de trabajo es tal que incluso podemos apreciarlo en las tendencias arquitectónicas corporativas, que ahora favorecen los espacios comunes y adaptados para el trabajo conjunto.
"La competencia de trabajo en equipo supone la disposición personal y la colaboración con otros en la realización de actividades para lograr objetivos comunes, intercambiando informaciones, asumiendo responsabilidades, resolviendo dificultades que se presentan y contribuyendo a la mejora y desarrollo colectivo". (Torrelles, 2011).
Por ello, potenciar esta competencia del trabajo en equipo es importante para empleados y empresas.
Dimensiones que potencian la competencia del trabajo en equipo:
1Identidad
Idiosincrasia propia y genuina que se establece a través de la vinculación, individual y colectiva, de todos los integrantes con el equipo y de su pertenencia al mismo, además del compromiso e implicación en la actividad que desarrolla.
2Comunicación
Interacción que se establece entre los integrantes del equipo con objeto de compartir información, actuar de forma concertada y posibilitar su funcionamiento óptimo.
3Ejecución
Puesta en práctica de las acciones y las estrategias que, de acuerdo con los objetivos acordados, el equipo planifica.
4Regulación
Procesos de ajuste que el equipo desarrolla permanentemente para avanzar en sus objetivos, resolviendo los conflictos surgidos o bien incorporando elementos de mejora que incrementen su eficacia o impulsen su crecimiento.
Estos cuatro aspectos evidencian cómo la capacidad del trabajo en equipo es una competencia viva, multidimensional, con infinitas aplicaciones en la vida real.
Capacidad de escuchar y dialogar: el requisito indispensable
Sin embargo, antes de poner en práctica lo anterior, existe un elemento o cualidad que es requisito indispensable para vivir el trabajo en equipo con eficacia. Se trata de la capacidad de escuchar y dialogar. Para ejercitarla, aquí algunos consejos concretos para las actividades diarias:
- Verificar: "¡Me permites repetir lo que dijiste para asegurarme de que te entendí?"
- Esclarecer: "Me parece que esto es lo que quieres decir…"
- Mostrar apoyo: "Te escucho, por favor continua"
- Estructurar: "Que te parece si vemos los síntomas, tratamos de definir el problema y posteriormente discutimos posibles soluciones"
El aprendizaje como mayor fruto del trabajo en equipo
John Boldoni, en su libro Never let your ego stop you from learning, recomienda que no permitamos que nuestro ego se interponga en nuestro deseo por aprender.
Los líderes exitosos mantienen sus mentes abiertas a cosas nuevas porque saben que, sin importar cuán alto sea su grado de dominio, siempre hay algo más para descubrir.
Cuando enfrentemos desafíos, incluso aquellos que ya hayamos enfrentado muchas veces antes, es importante que adoptemos el enfoque de aprendiz. Esto nos llevará a buscar siempre nuevas formas de solucionar los problemas.