Decidida la fecha, el lugar de ceremonia y celebración y el horario, pasamos al siguiente paso: ¿a quién invitar? y ¿cómo debo hacerlo?Invitar:
Del lat. invitāre. 1. tr. Llamar a alguien para un convite o para asistir a algún acto.
Sobre a quién invitar debes saber que no hay nada escrito. No existe protocolo ni reglas estrictas. Así que sentíos libres de invitar a quien de verdad os apetezca. Podéis preguntar a vuestros padres, ellos os orientarán sobre qué hacer con esos parientes lejanos y familiares con poco trato. Lo ideal es reducir el número de compromisos, aunque a veces, por mucho que queramos, resulta imposible. Y aunque parezca bastante obvio, es importante invitar siempre con cabeza. Tener muy presente vuestro presupuesto e invitar al número de personas que podáis permitiros pagar.
Aún así, debéis saber que elaborar el primer borrador de invitados es algo que cuesta bastante al principio pero es vital para el correcto desarrollo de la organización. Así, con el número de asistentes controlado, podemos pasar al siguiente paso: dar la buena noticia. Podréis contar a vuestros seres queridos y amigos que vuestro amor está preparado para dar un paso más, está preparado para el matrimonio. Esa es la verdadera noticia.
Podríamos citar a los asistentes al evento de muchas formas, ciertamente. Ahora, los conocidos correos electrónicos “save the date”, tan de moda, compiten con originales vídeos virtuales que cuentan pequeñas histories sobre la pareja. Aunque no todo es así. La forma más tradicional de invitar, mediante tarjetón y sobre, sigue estando igual o más de moda que nunca. Si pensabas por un momento que mandar invitaciones por correo postal o darlas en mano era cosa del pasado, es porque desde luego no estás al día.
Las tradicionales invitaciones de boda son una estupenda forma de citar a los invitados. Una forma clara, concisa y breve, de dar toda la información que deben saber para confirmar y acudir al enlace sin problemas. Fácil de retomar, de releer, y en la mayoría de los casos, de guardar, ya que algunas son verdaderas obras de arte. Porque, como todo lo que sucede en bodas, cada detalle habla de los novios, de sus estilos, de sus formas de vida, de sus caracteres. Así que esto no iba a ser menos.
Las invitaciones de boda son la carta de presentación de los novios y la primera toma de contacto que tendrán los invitados con el enlace. Bien merecida es entonces su dedicación e importancia.
La personalización de las invitaciones ha llegado a otro nivel. Colores, texturas, ilustraciones, pinturas… diseño en estado puro, ya sea artístico tradicional como digital.
Los novios con gusto por lo clásico, se declinan más por la combinación de tarjetón impreso en horizontal y sobre con solapa en pico y los más atrevidos por tarjetón impreso en vertical y sobre tanto con solapa en pico como redondeada.
Aunque si aún no lo tenéis claros, quizás este pequeño guión pueda ayudaros a decidiros.
Tarjetones
– Empieza decidiendo su tamaño: A4 (tamaño folio) o A5 (medio folio), y su orientación, horizontal o vertical.
– El mensaje. En internet encontraréis muchísimos textos modelos, tanto para invitaciones formales como para informales, que seguro os sirve de inspiración. Lo único que tenéis que tener claro es quién invita: los novios o los padres. Si queréis hacer partícipes a vuestros padres del enlace, ya que tras el matrimonio se unen dos familias, no podrá faltar: el nombre de los padres, el nombre de los novios, el día de la boda, el lugar y la hora de la ceremonia y el lugar de celebración que le seguirá a continuación. Y para la confirmación de asistencia, las direcciones de la residencias de ambas partes con los teléfonos. Si por el contrario son los novios, el texto es totalmente distinto, más informal.
– Tipografía: Clásica o moderna. En negro o a color.
– Diseño: Ilustraciones, acuarelas, imágenes reales…
Sobres
– Con el tamaño del tarjetón decidido y su orientación, elegir el sobre adecuado será más fácil. El tamaño C5 es el más usado ya que sirve tanto para tarjetón A4 plegado como para A5.
– El color: Naturales, a color o Kraft.
– La textura: La dará el tipo de papel empleado. Normalmente va en el mismo papel que el tarjetón. Papel verjurado de más o menos gramaje, papel eco reciclado…
– Interior con o sin forro.
– Lacre: Los sobres lacrados, una técnica tan antigua que se remonta al siglo XVI, parece que ahora tiene su resurgir. Antes se fundía en la barra el escudo de armas de la familia para cerrar los sobres y asegurar su mensaje, ahora, su función no es otra que decorativa. Las iniciales de los recién casados estampadas en la solapa es la preferida y más usada.
– Caligrafía profesional: El arte de escribir con letra bella, artística y correctamente formada, siguiendo diferentes estilos, según Wikipedia. Sin duda, el broche final de la invitación. Los nombres de los invitados escritos con tinta negra o a color.
Si tienes en mente enviar invitaciones personalizadas y diseñadas en exclusividad para vosotros te interesará saber que supone un trabajo considerable por parte de la persona que lo realiza. Por ello, te recomiendo que empieces a encargarlas nueve meses antes del enlace, y si no es así, con cinco meses antes os llega.
Con todas las invitaciones en casa, es recomendable que las empecéis a mandar tres meses antes de la boda para que los invitados que necesiten vuelos, trenes… lo consigan sin problemas.