Puedes usar varias fórmulas u oraciones pero recuerda lo verdaderamente importanteHe leído un libro sobre las apariciones de la Virgen en Fátima. Allí se dice que es importante hacer un acto de consagración a la Virgen. ¿En qué consiste? También me ha llamado la atención la insistencia de la Virgen en la consagración de Rusia. ¿Por qué este país en particular? Podríamos decir que “consagrarse” equivale a “entregarse”.
Se trata de un acto que forma parte de la fe y que supone el reconocimiento de Dios y nuestra total pertenencia a Él. De hecho, el término de la consagración en perspectiva cristiana es Dios. La Virgen es un instrumento en el designio de Dios para llegar perfectamente a Él mediante el ejercicio de la solicitud maternal de María.
Hay un libro clásico sobre el tema que lo explica muy bien, un libro que recomendó mucho el papa san Juan Pablo II porque a él le hizo mucho bien y le ayudó a comprender la presencia y misión de la Virgen María en nuestra vida. Me refiero al Tratado de la verdadera devoción a María, de san Luis María Grignion de Montfort.
En sus páginas encontraremos un precioso itinerario para la entrega y consagración perfecta a Jesucristo por medio de María. Se lo recomiendo vivamente.
Consagrarse a María supone acoger en nuestra vida lo que Ella es y significa en el designio salvador de Dios. La forma de hacer la consagración se expresa en una fórmula u oración a propósito que puede encontrar en un buen devocionario.
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Pero lo verdaderamente importante es comprender que esta entrega no es algo puntual que se realiza de una vez por siempre, sino que debe ser renovada constantemente en espíritu de fe y de conversión.
Solo existe una consagración perfecta, realizada una vez para siempre y cuyos efectos siempre perduran. Se trata de la consagración que Jesucristo hizo de sí mismo al Padre por nuestra salvación.
De ella decía san Juan Pablo II:
“Queremos unirnos a nuestro Redentor en esta consagración por el mundo y por los hombres, la cual, en su Corazón divino tiene el poder de conseguir el perdón y de procurar la reparación. El poder de esta consagración dura por siempre, abarca a todos los hombres, pueblos y naciones, y supera todo el mal que el espíritu de las tinieblas es capaz de sembrar en el corazón del hombre y en su historia; y que, de hecho, ha sembrado en nuestro tiempo”.
El 25 de marzo de 1984, este Papa realizó una histórica consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María en unión a los obispos del mundo:
Sobre Rusia, le diré que su explícita referencia se fundamenta en el papel histórico que tuvo en la propagación del ateísmo y todo lo que conlleva.
María nos ayuda a incorporarnos a esta consagración definitiva de Jesucristo. Ella es el camino para este fin.
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Por Joan Antoni Mateo
Artículo publicado originalmente el 22 de enero de 2017 por Catalunya Cristiana