Responden a una necesidad práctica, pero podrían esconder profundos simbolismosNo hay norma eclesial que indique la obligatoriedad o la necesidad de construir escaleras para entrar a un templo sólo para responder a alguna razón litúrgica, como si estas tuvieran alguna simbología teológica o espiritual.
El que haya o no escaleras a la entrada de una iglesia dependerá del terreno y/o a la manera de dar acceso a la iglesia.
Para entrar a las iglesias hay escaleras de muchos escalones hacia arriba (por ejemplo la iglesia de Santa María in Aracoeli en Roma que tiene 124 escalones), hay otras iglesias con escaleras cuyos escalones bajan y hay iglesias que no tienen escaleras para entrar a ellas.
Muy pocos son los elementos presentes en la arquitectura litúrgica que no contengan una simbología teológica; uno de estos son las escaleras. Dependerá del criterio del constructor y/o del arquitecto el dar o no intencionalmente algún significado o simbolismo a algún elemento arquitectónico.
En todo caso, y en el ámbito secular, las escaleras se relacionan con el punto que une lo alto con lo bajo, lo superior con lo inferior, permitiendo la elevación, dando idea de progreso, de avance, de superación.
Las escaleras también podrían evocar la idea del movimiento, del fluir. Simbolizarían dinamismo y por tanto la lucha de vida.
En el ámbito teológico se le podría dar también a las escaleras, a nivel subjetivo, alguna lectura simbólica:
A. Las escaleras hacia arriba para dar acceso a una iglesia podrían simbolizar:
1. El gesto de ascender de la realidad terrena a la realidad sobrenatural para entrar en contacto con Dios.
2. La Santísima Trinidad, si son tres los escalones.
3. La unión entre la tierra y el cielo o el intercambio entre lo terrenal y lo celestial.
4. El esfuerzo ascético necesario, siempre en forma gradual y paulatina, para entrar en la presencia de Dios.
5. El abajamiento de Jesús en la encarnación para venir al encuentro con la humanidad; y el subirlas como un gesto de querernos encontrar con Él por el camino.
6. La subida del hombre hacia el Reino de Dios, como un viaje que emprende de manera progresiva, escalón tras escalón, venciendo los obstáculos que se presentan a cada paso.
7. Y en el mejor de los casos quiere evocar la escalera de Jacob, prefiguración del mismo Jesucristo. Jesús el Señor es el cumplimiento de esa visión que Jacob tuvo. (Génesis 28, 12-14). Jesús mismo lo confirma: “Y le dijo: En verdad, en verdad os digo, que veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre (Jn 1, 51)”. La escalera por la cual las personas pueden tener acceso y confianza al trono de la gracia de Dios se llama Jesucristo Dios-Hombre. La escalera de Jacob es aquella en la cual toda comunicación y toda bendición espiritual es posible por medio de Jesucristo, quien ha unido al cielo con la tierra. Él es el único que nos puede hacer subir al cielo, porque Él es quien descendió del cielo. El es la escalera al cielo para restablecer la buena y verdadera comunión con Dios.
B. Las escaleras hacia abajo para entrar a alguna iglesia podrían simbolizar:
1. El gesto de humildad necesario para entrar en la presencia de Dios.
2. El gesto que nos permite identificarnos con Jesucristo en su abajamiento.
3. Los tres días que Jesús pasó muerto (resucitó al tercer día).
4. Nuestra finitud, el recordar nuestra condición mortal, es bajar al seno de la tierra.
En los bautisterios paleocristianos el bautismo se llevaba a cabo por inmersión para lo cual se utilizaban dos escaleras: una para bajar (humildad) y entrar al agua para recibir el bautismo, y la otra, en el lado opuesto, dejando atrás el hombre viejo para subir simbolizando el hombre nuevo, resucitado.
Con respecto al acceso al presbiterio pues las escaleras (con más o menos escalones) responden a una necesidad práctica pues “el presbiterio deberá distinguirse de la nave de la Iglesia, por hallarse en un plano más elevado, o por su particular estructura y ornato” (La Instrucción General del Misal Romano, 258).
El presbiterio es un lugar litúrgico generalmente espacioso y suele estar delimitado por escalones, que facilitan que los fieles puedan seguir fácilmente la acción litúrgica.