El poema Nican Mopohua fue escrito en 1514 por un indio, y cuenta lo que significó para ellos “descubrir” a la Virgen
El “Nican Mopohua” es, por decirlo así, el relato fundacional de la nación mexicana. Escrito hacia 1541, presumiblemente por el indígena Antonio Valeriano, alumno de Fray Bernardino de Sahagún en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, y comienza con las palabras “Aquí se narra”.
En este bellísimo poema se narran las apariciones de la Virgen de Guadalupe al indígena San Juan Diego, y la forma como la Madre de Dios se convierte en Madre de todos los mexicanos y, de todos los habitantes del Continente recién descubierto y en los albores de la Conquista española (las apariciones se dieron entre el 8 y el 12 de diciembre de 1531).
Para este año, en que se conmemora el 483 aniversario de las apariciones de Santa María de Guadalupe, jóvenes católicos integrados al grupo de teatro “El Taller de Karol” –nacido en Querétaro (México), justamente, en 2005, año de la muerte de San Juan Pablo II—han decidido lanzarse a la aventura de presentar un musical basado en el Nican Mopohua.
La presentación y estreno mundial de esta obra será el próximo 12 de diciembre, día de fiesta nacional en México, en las instalaciones del Teatro Metropolitano de Querétaro. El mentor y el alma de este grupo es el padre Prisciliano Hernández Chávez ORC, encargado del Templo Expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús, a quien Aleteia ha entrevistado en torno a este acontecimiento y a su relación con el tiempo presente que vive México.
-¿Cuál es la importancia de este montaje, pienso yo único en su género en México?
Esta obra la realizan jóvenes talentosos, quienes tomando el acta fundacional de México, su Xóchitl in Cuicatl, su Flor y Canto, nos ponen en la senda para hacer florecer nuestra sociedad caótica oscurecida por la violencia, la impunidad, el egoísmo y el vacío existencial.
– ¿Qué similitudes encuentra usted entre el acontecimiento guadalupano y la actual situación del país?
Como el contexto crítico en el cual se desarrolla el “Acontecimiento del Tepeyac”, nuestro contexto contemporáneo sufre la angustia del no poder, del no saber. Brilla esta luz en la escena para iluminar los corazones en la perenne alegría del amor divino y humano fundidos en el abrazo con la Virgen Santa María de Guadalupe.
– ¿Cuál es el mensaje de Guadalupe en el relato que usted llama “acta fundacional” de México?
Ella nos invita, a través de esta obra, verdadera joya de la literatura mundial y poco conocida del Nican Mopohua, a retomar el camino de la alegría, del respeto y de la ternura para edificar con esperanza y sin dilación la civilización del amor. No más armas y gritos, sino la palabra-aliento, que proceda del corazón para reconocernos familia e interdependientes.
– ¿Y el mensaje para el México de hoy?
Como dice nuestro himno patrio, nuestro destino “el dedo de Dios lo escribió”, con la palabra-aliento de Nuestra Madre. Ahí está el libreto; falta transportarlo a las notas de la pasión y de la convicción en una vida que pasa de la escena al diario acontecer en el amor.