Trabajar en uno mismo, ver por qué tal o cual actitud en uno de los hijos molesta, decepciona o trae alegría… Este es un trabajo de introspección que todo padre debe hacer para educar bien a sus hijosUna mayor comprensión de nuestro propio temperamento nos ayuda a entender mejor el temperamento del niño. Explicaciones con Claire Deprey, consejera matrimonial y familiar.
– ¿Por qué es importante tener en cuenta el temperamento de nuestros hijos?
¡Para evitar herirlos, en primer lugar! Para llegar a ellos y luego adaptar nuestras reacciones, nuestras demandas y nuestros requisitos. Nuestros hijos se construyen en un entorno familiar y social que es propio de ellos, y su comportamiento se adaptará de acuerdo con su temperamento por un lado, y con los acontecimientos que experimentarán en esta familia por otro, y esto desde la vida en el útero. Es importante identificar lo que afecta, lo que lastima a nuestro hijo, pero también lo que le hace feliz, lo que le abre.
– ¿No nos arriesgamos a encasillarlos en estereotipos?
¡Es realmente un riesgo! El temperamento de un niño puede cambiar. Los padres pueden ayudar a un niño a mejorarlo, a canalizarlo, pero sobre todo no deben tratar de cambiarlo! El niño puede desarrollar cualidades o defectos, incluso de adulto. Encerrado en una clasificación, el niño es entonces muy a menudo prisionero de su temperamento, con todo lo que esto puede suponer …
– ¿Es importante que los padres conozcan su propio temperamento para adaptar su educación?
¡Esta es la base de un buen educador! Incluso uno descubre y aprende mucho sobre sí mismo al convertirse en padre.
Herramientas educativas
Soy muy desconfiada de todas esas herramientas o talleres que proponen ser buenos padres. ¡Poner herramientas educativas sin saber si están adaptadas a nuestro propio temperamento no tendrá ningún efecto positivo!
Por el contrario, a menudo hace que los padres se sientan culpables y los hace sentir como muy malos padres o a pensar que tienen los peores hijos del mundo!
Trabajando primero en nosotros mismos, viendo por qué tal o cual actitud en nuestro hijo molesta, decepciona o nos hace felices, entendiendo lo que reproducimos de nuestra propia educación y por qué…
Todo este trabajo de introspección y autoconocimiento que podemos hacer como pareja sólo puede ayudarnos a adaptar nuestra educación y sobre todo a tener una mirada benévola a nuestras dificultades para ser buenos padres.
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– Los niños con temperamentos diferentes requieren una educación adaptada a cada uno. ¿No es la educación a la carta demasiado restrictiva para los padres?
En una familia, hay una educación general, basada en valores educativos comunes, y una educación más personal. Esta atención a la educación personal es reciente. Es necesario, porque nuestros hijos son todos únicos. Pero puede ser muy dañino, incluso puede provocar ansiedad.
Si se hace demasiado hincapié en ser diferente, el niño puede creer que no es como los demás. ¡Y esta situación puede ponerlo en una posición de omnipotencia! Esto puede ser agotador para los padres y una fuente de celos para el resto de los hermanos.
Todo es cuestión de dosis y delicadeza. Estén atentos a cada uno, teniendo en cuenta lo que nosotros, como padres, queremos transmitir a nuestros hijos.
Entrevista de Antoine Pasquier