Por diferentes motivos, muchas parejas viven su historia de amor a distancia. Un desafío que se revela difícil pero no imposible.Hoy en día, cada vez más parejas (incluso casadas) se ven obligadas a vivir su relación a distancia. Ya sea por motivos profesionales, académicos o de otro tipo, con frecuencia es complicado gestionar este tipo de situación. ¿Cómo construir la vida de pareja de este modo?
Escribirse
Primer consejo: escríbanse. A menudo transmitimos más cosas por escrito que hablando. El hombre sobre todo, porque rara vez brilla en el arte de la escucha y de las confidencias. Mi padre, que estuvo prisionero en Alemania, escribía cada día una carta a su joven mujer con un mísero lápiz y trozos de papel que rescataba de aquí y de allí. ¡Su querida no las leyó hasta la Liberación! La guerra ya terminó e Internet facilita mucho las cosas, ¡gracias a Dios!
Juntos en la oración
Segundo consejo: cítense cada día en un encuentro invisible a través de la oración. Nos veamos o no, estemos cerca o lejos, en plena luna de miel o enredados en las primeras decepciones o desencuentros, estamos juntos en las manos de Dios. El Corazón de Cristo es el camino más corto de un corazón a otro. La eucaristía es en particular el lugar privilegiado donde la comunidad conyugal se renueva, se profundiza, se purifica, se fortalece: Cristo amó la Iglesia y se entregó por ella, invitando a los esposos creyentes a entrar en esta gracia del don que es el secreto de la alianza.
Encuentros intensos
Tercer consejo: evidentemente, vivan a fondo los momentos en que puedan reunirse. Pero vívanlos sin estrés, sin la ansiedad de recuperar el tiempo perdido. Al contrario, sean lo más naturales posibles, busquen el placer de la sencillez, la alegría de compartir ocupaciones triviales como la compra, los cambios en la vivienda, las idas y venidas, los encuentros. Aunque, claro está, esto no impide algunas fantasías o escapadas memorables.
Para los esposos motivados, unidos en la voluntad de seguir los caminos del Señor, es además una ocasión de vivir una ofrenda; podría decir un sacrificio, pero en la lengua común esta palabra subraya la privación cuando habría que destacar la entrega, el don que se hace de uno a otro y el don que juntos hacen al Señor. Esta ofrenda tiene sentido y valor para el hogar y para su fecundidad espiritual. ¡Y no se olviden de cantar, de reír y de respirar!
Alain Bandelier