Descartes decía: “Más bien no pensar que pensar sin método”, ¿es lo mismo con la oración?¿Hay que utilizar un método para rezar? ¿Es indispensable “progresar” en la oración? Es raro hacerse la pregunta como si fuera una necesidad, pero es común quejarse de la propia falta de método. Entonces: ¿qué método usar para rezar mejor?
La oración más bella
No hay uno, sino muchos métodos para rezar. Todos están destinados a ayudar al que reza a entrar en la oración, a salir de ella, a concentrar su atención en algún misterio de la vida de Cristo, a tomar una resolución práctica.
Si son una ayuda, entonces perfecto.
Sin embargo, debe recordarse que estos métodos son un fenómeno reciente, moderno en el sentido clásico, surgidos a partir del siglo XVI, a medida que la oración privada tomaba espacio a la oración litúrgica.
No es casualidad que santa Teresa de Ávila o san Juan de la Cruz nos introduzcan en la oración mientras que san Benito, en su Regla, no hable de ella. Para la tradición monástica, la liturgia surge no de la oración, sino del método de oración.
No hay necesidad de romperse la cabeza: los salmos están ahí para ofrecer la oración más hermosa posible. La persona que ora es la que se deja invadir por la liturgia y la Palabra de Dios de la cual ella es portadora.
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Lectura, meditación, oración y contemplación
Nosotros que somos los herederos de todas las épocas de oración, solo tenemos que elegir. Cada uno debe sentirse cómodo.
Sin embargo, es mejor decir que la oración sobrepasa el método. Ella nos pone desnudos delante de Dios. Como dijo un guía espiritual, “aquel que nunca se ha aburrido ante Dios no sabe lo que es la vida de oración“.
También sucede que algunos métodos no parecen funcionar o bien quedan demasiado vinculados a la imaginación y muy poco a las Escrituras.
No obstante, si tuviéramos que mantener algunas ideas simples, de buena gana retomaríamos la nomenclatura de Guigues II, Cartujo (siglo XI). Él enseñó que la oración se compone de cuatro niveles: lectura (de la Palabra de Dios), meditación, oración y contemplación.
La oración pasa constantemente de un nivel a otro; no es un método progresivo, sino el desarrollo de los mismos.
Por el Hermano Thierry-Dominique Humbrech