Después de la ceremonia de bautizo, la familia y los amigos se reúnen en una comida para celebrar esta linda fiesta que marca la entrada del niño en la comunidad cristiana. La organización de esta recepción requiere una gran preparación.
Conseguir ayuda
Aunque usted quiera encargarse personalmente de este hermoso día, acepte la ayuda de su entorno. Es importante que esté relajada ese día. Asigne las tareas que se puedan repartir. No planifique nada el mismo día. ¡Estará siempre ocupada (y quizás hasta un poco estresada)! Si la fiesta reúne a muchos niños, considere la posibilidad de tener una niñera para disfrutar mejor del ambiente.
Elija un lugar perfecto y barato
¿Su salón o su jardín (si tiene uno) son demasiado pequeños para que quepan todos los invitados? Pida permiso al sacerdote de su parroquia para organizar la recepción bautismal en la sala parroquial. Además, se puede invitar a algunos de los fieles y al celebrante del bautismo a participar en la fiesta. No dude en llamar a todos los invitados para explicarles que no dispone de suficiente espacio, tal vez alguien acceda a organizar la recepción en su casa. También puede alquilar una sala o una casa grande con jardín para atender a todos sus invitados.
Elaborar un menú
No se sienta obligada a preparar un verdadero almuerzo o una verdadera cena. ¡Nadie le reprochará nada! Una merienda, un cóctel o un buffet frío serán igual de agradables y sobre todo menos duros de preparar. Con quince días de anticipación, elabore su menú y piense en las bebidas. Una semana antes del bautismo, haga sus compras. Empiece a preparar los platos a congelar, para que todo esté listo con antelación. La congelación es muy útil y no supone ningún problema para aperitivos, comidas en salsa o bollería.
Con dos o tres días de antelación, prepare platos que puedan guardarse sin problemas en el refrigerador. Para los platos ya preparados, puede usar un servicio de catering o pedirle a su entorno que traiga un plato.
Pensar en la decoración
El día antes de la recepción, coloque la mesa y decore la casa. Si le faltan ideas, puede encontrar lindas decoraciones en Pinterest. Elige el color blanco, símbolo de la Resurrección. No se trata de poner muchos ramos o centros de mesa, sino de pensar con antelación en los lugares que se quieren destacar.
No olvidarse de las almendras confitadas
En el siglo X, la almendra, un fruto con cáscara, era un signo de fertilidad, como la avellana. Cuando la familia salía de la iglesia después de la ceremonia de bautismo, se lanzaban almendras al bebé como señal de su integración en la comunidad cristiana. Todavía hoy, la almendra confitada sigue siendo una pieza esencial de los bautismos y bodas. Las buenas almendras confitadas son caras. Por eso es mejor comprarlas en grandes cantidades para reducir la factura. Incluso puede conservar algunas para otros grandes eventos familiares. Internet está lleno de buenas ideas para presentar las almendras confitadas (peladillas) en paquetes diseñados especialmente para la ocasión. En pocos clics encontrará el que mejor se adapte a sus necesidades.
Elegir el vestido de bautizo de su hijo
Lleve una prenda (vestidura) blanca para su bebé. Se la pondrá durante la ceremonia, después de haber recibido el sacramento del bautismo que lo hace "revestir a Cristo ". Si no tiene ninguna prenda blanca, consiga que le presten una. También puede conseguir una en mercadillos o en tiendas de puericultura. Incluso puede ser que usted haya cosido el vestido de bautizo. ¿O por qué no usar el de su madre o el de su padre? Muchas familias se prestan el mismo vestido de bautizo de una generación a otra. Para los bautizados de mayor edad, una capa blanca o una túnica puede ser suficiente. No se olvide de comprobar la talla y el estado de la prenda. También puede poner ropa blanca a su hijo durante la recepción para conmemorar la ocasión.
Anticipar los regalos
Normalmente la madrina ofrece un objeto religioso como recuerdo del bautismo: una medalla de oro o de plata, una cruz bonita o una medalla de cuna. En cuanto al padrino, puede participar en la compra u ofrecer un pequeño regalo más personal. Lo mejor es simplemente hablar de estas cuestiones con los padrinos y las madrinas para que se sientan cómodos y explicarles que estos gestos no son el núcleo de su misión. No puede ser que se conviertan en distribuidores de regalos. Su papel es ante todo asegurarse de que el niño siga al Señor a lo largo de su vida, en todo lo que hace y es.