Si estás a punto de rendirte, por favor no lo hagas. Nunca te rindas.

whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Claudio de Castro - publicado el 12/09/20
whatsappfacebooktwitter-xemailnative

La vida no es fácil. A veces te golpea más fuerte de lo que puedes o crees que puedes resistir. Ocurre con mucha frecuencia. Sobre todo, en estos tiempos oscuros que vive la humanidad. Pareciera que el mundo se desmorona tu alrededor.

Recuerdo hace algunos años escuchar a una persona decir esta frase: “De pronto sentí que me quitaban el piso bajo los pies y no tenía de donde asirme ni agarrarme”. A mí me ha ocurrido muchas veces. No creas que mi vida es fácil por el hecho de escribir estos artículos y publicar libros católicos en Amazon.

La vida para todos es complicada, pero a la vez extraordinaria, maravillosa, un don que se nos da, una gracia del cielo, la oportunidad de conquistar nuestros sueños y hacer cosas extraordinarias.

Quiero pedirte que no te rindas, no desistas en tus anhelos de conquistar tus sueños, no dudes ni des nunca un paso atrás.

Me gusta mucho la frase que solía decir Winston Churchill cuando eran golpeados por las bombas que arrojaban los bombardeos alemanes, y los cohetes V1 de 2,180 kilogramos y parecía que toda la ciudad ardía en llamas y que todo estaba perdido para los ingleses. Sus transmisiones en la radio solían animar a los ingleses. Él decía: “Nunca, nunca, nunca te rindas”.

Quiero pedirte también que no abandones la oración, pues “sin ella estamos perdidos”.

Por por más difícil que se vea todo, por más desilusionado que estés, o que no encuentres una salida, confía en Dios. Él nunca te va a abandonar. Eso es algo que sé bien, lo he visto infinidad de veces.

Un amigo suele decir que Dios sale al encuentro del hombre en los momentos límites. Te tiende la mano y te dice: “Aquí estoy hijo mío, no tengas miedo, aquí estoy”.

Me encanta sentarme en la banca de un parque y contemplar la naturaleza a mi alrededor. Pienso que todo lo creó para nosotros. ¡Qué maravilla!

Siempre recuerdo aquél buen sacerdote que se llenó de dudas y  decidió abandonar el sacerdocio. Antes de hacerlo se reunió con su obispo y éste le aconsejó ir a un retiro espiritual, en silencio, para que pudiera escuchar la voz de Dios, antes de tomar cualquier decisión.

Así lo hizo. Pasó un fin de semana en oración ferviente, leyendo y reflexionando con las Sagradas Escrituras, guardando silencio.

El último día salió a caminar y se detuvo en la cima de un monte, resguardado por la sombra de un gran árbol. Allí gritó a todo pulmón: “¿Qué quieres de mí, Señor? respóndeme”.  Al instante una suave brisa lo envolvió, levantó las hojas secas a su alrededor. Él miraba sorprendido esto cuando escuchó una voz dulce, suave, que le dijo: “Tú, eres mío”.

Regresó renovado a ejercer su sacerdocio, con la certeza que nunca estuvo solo.

Debes saberlo… Dios siempre camina a nuestro lado.

¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Tags:
Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.