Campaña de Cuaresma 2025
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En la pareja, familia, con amigos, en la comunidad o el trabajo, tarde o temprano, nos enfrentaremos a una conversación difícil o incómoda. A veces exponer una opinión, una situación o un sentimiento con una persona nos resulta especialmente angustiante y podemos correr el riesgo de postergar y evadir es diálogo tan necesario. Sin embargo, esto no conduce a una solución justa para todas las partes, sino todo lo contrario. Postergar conversaciones necesarias puede agravar los problemas y crear heridas profundas.
Si aún no sabes cómo abordar un tema complicado y tener una verdadera conversación y no una discusión, estas cinco "M" pueden ayudarte.
Verdadero diálogo
San Juan Pablo II escribió que el verdadero diálogo “supone la búsqueda de lo verdadero, bueno y justo”, exige “apertura y acogida” y busca el bien “por medios pacíficos”.
Por el contrario, señala, la falta de escucha, el no conceder nada y la pretensión de ser uno mismo el patrón para medir la justicia pueden bloquear el diálogo y alejarnos de los frutos que deseamos obtener.
Aunque es verdad que para tener un diálogo fructífero es necesaria la cooperación de todas las partes, aquí tienes cinco puntos que pueden ayudarte a preparar la conversación y, de esta manera, dar el primer paso con mayor disposición.
1Mensaje
Antes de iniciar esa difícil conversación ten claro qué es lo que quieres decir. Esto puede ayudarte a no desviarte, no olvidar puntos importantes y no perderte en viejos reclamos.
Para ayudarte, puedes utilizar la aplicación de notas de tu celular o incluso tomar lápiz y papel. Ver tus ideas plasmadas te ayudará a aclarar tus ideas e identificar tus sentimientos.
Una vez que lo tengas claro, revisa el mensaje y replantea lo que juzgues necesario. Recuerda que descalificaciones, ofensas o generalizaciones del tipo “tú siempre” o “yo nunca” no conducen a una solución.
2Momento
Aunque siempre será mejor resolver y aclarar las cosas cuanto antes, hay que reconocer que hay momentos menos propicios para brindar la atención y escucha necesarias.
Encuentra un momento -y espacio- en donde ambas partes cuenten con privacidad, tiempo y posibilidad de prestar atención plena a la conversación. También ayudará elegir momentos en los que la otra persona esté mejor dispuesta: si está agotado o molesto por una cuestión ajena, quizá no sea muy sencillo para él/ella seguir el hilo de la conversación.
Pero también, vigila no usar la falta de un momento “perfecto” como un pretexto para huir de la conversación. Si es necesario acordar con anticipación un momento para tener la conversación, no dudes en hacerlo.
3Modo

La comunicación humana es tan maravillosa que no hacen falta las palabras para dar y recibir mensajes. El tono, las palabras elegidas y la postura corporal pueden decir mucho más que nuestra boca.
Recuerda que la comunicación asertiva es constructiva y, lo más importante de todo: facilita la resolución de problemas.
4Motivo
¿Por qué buscas tener esta conversación? ¿Qué esperas lograr con ello?
Si el motivo es poner al otro en evidencia, hacerlo sentir mal o buscar venganza, es importante replantearse la conversación. Si por el contrario, pretendes solucionar un problema o formar nuevos acuerdos, exprésalo.
Sugiere cuáles crees que podrían ser las nuevas alternativas y comunica qué te gustaría lograr, así podrán, juntos, construir nuevas dinámicas.
5Misericordia
Ser misericordioso es tener un corazón compasivo; es un fruto de la caridad.
Por ello, una vez que expongas tu mensaje y escuches atentamente al otro será momento de: perdonar, corregir, ofrecer ayuda en caso de ser necesario y reconocer la culpa propia, ofreciendo una disculpa.

