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La Biblia no dice nada sobre la edad exacta de san José en el momento en que acogió en su casa a la Santísima Virgen María y dio la bienvenida al Niño Jesús.
Lo que sí sabemos es que María era virgen, lo que significa que no mantuvo relaciones sexuales con su esposo, san José.
Para algunos católicos, eso parecía una hazaña imposible, por lo que les parecía más creíble que san José fuera un anciano, sin impulso sexual. De hecho, en algunas tradiciones se creía que san José tenía 90 años.
José, de 90 años
La Enciclopedia Católica describe esta tradición
"Los sacerdotes anunciaron por toda Judea que deseaban encontrar en la tribu de Judea un hombre respetable para desposar a María, que entonces tenía entre doce y catorce años. José, que tenía entonces noventa años, subió a Jerusalén entre los candidatos; un milagro manifestó la elección que Dios había hecho de José, y dos años más tarde tuvo lugar la Anunciación".
Esta tradición fue aceptada por muchos católicos a lo largo de la historia de la Iglesia y gran parte de la iconografía primitiva representa a san José como un anciano.
Sin embargo, hay algunos problemas con esta representación, ya que la Biblia afirma que san José tuvo que huir a Egipto poco después de que María diera a luz.
Un viaje tan arduo habría sido difícil, si no casi imposible, para un hombre de 90 años. También habría sido inútil si Herodes intentaba arrebatarles al Niño Jesús, ya que no habría podido defender a su familia.
El otro problema es que disminuye la santidad de san José. San José era un hombre justo y casto, y aunque amaba a María con un amor profundo e intenso, supo refrenar sus pasiones y respetar su virginidad.

El joven y casto san José
San Juan Pablo II lo señaló en una de sus audiencias generales (21 de agosto de 1996) que se encuentra impresa en el libro
Theotokos: Catequesis sobre María, Madre de Dios:
"La dificultad de aceptar el sublime misterio de su comunión esponsal ha llevado a algunos, desde el siglo II, a pensar en José como un hombre de edad avanzada y a considerarlo el tutor de María más que su esposo. Se trata, en cambio, de suponer que no era entonces un anciano, sino que su perfección interior, fruto de la gracia, le llevaba a vivir con afecto virginal su relación esponsal con María".
Fulton Sheen tenía pensamientos similares en El primer amor del mundo, "José era probablemente un hombre joven, fuerte, viril, atlético, guapo, casto y disciplinado, el tipo de hombre que uno ve … trabajando en el banco de un carpintero …. No estaba en el atardecer de la vida, sino en su mañana, rebosante de energía, fuerza y pasión controlada".
Vivir una vida casta puede parecer extraño a la mayoría de la gente, pero con la gracia de Dios, es posible. San José es el mejor ejemplo y a quien deberíamos invocar siempre que luchemos con la castidad.

