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En una sociedad donde el individualismo y la inmediatez marcan las relaciones, surgen nuevas tendencias que buscan redefinir el amor y el compromiso. Modelos como el "Don’t Ask, Don’t Tell" permiten una apertura discreta dentro de la pareja, pero ¿realmente fortalecen la relación o la debilitan? La fidelidad y la entrega siguen siendo pilares esenciales para construir un amor sólido y duradero.
Frente a las nuevas tendencias relacionales
En los últimos años han surgido múltiples tendencias relacionales que buscan redefinir los conceptos de amor, compromiso y fidelidad. Una de ellas es el modelo "Don’t Ask, Don’t Tell" (No preguntes, no cuentes), que permite la apertura de la relación bajo la condición de que ninguna de las partes conozca los detalles de las experiencias del otro.
Se argumenta que este tipo de acuerdo evita conflictos y promueve la libertad individual dentro de la pareja; sin embargo, es importante analizar si este modelo realmente contribuye al bienestar emocional y a la estabilidad de la relación o si, por el contrario, debilita los pilares fundamentales de la vida en pareja.
El valor del compromiso en la pareja tradicional

El matrimonio, basado en la monogamia y el compromiso mutuo, ha sido durante siglos la estructura más sólida para la construcción de relaciones estables y familias funcionales. No se trata simplemente de una costumbre social, sino de un modelo que responde a la naturaleza humana en su necesidad de seguridad, confianza y entrega total.
El amor auténtico implica no solo deseo y pasión, sino también responsabilidad y sacrificio por el otro. La monogamia tradicional fomenta una unión basada en la exclusividad, donde cada miembro de la pareja sabe que puede contar con el otro en todas las dimensiones: física, emocional y espiritual.
Esta exclusividad no se basa en la imposición, sino en la elección libre y consciente de compartir la vida con una sola persona, cultivando el amor con actos de entrega y fidelidad.

¿Libertad o evitación del conflicto?
Los defensores del modelo "Don’t Ask, Don’t Tell" argumentan que no hay infidelidad si existe un consentimiento previo, pero este tipo de acuerdos suelen estar marcados por la evasión de la realidad. El hecho de que uno o ambos miembros de la pareja prefieran no conocer los detalles de las relaciones externas es una señal de que la fidelidad sigue siendo un valor importante, aunque se busque justificar su ausencia.
En una relación sólida, la comunicación y transparencia son esenciales. La confianza se construye en la verdad, y eludir conversaciones difíciles no fortalece la relación, sino que la convierte en un espacio de incertidumbre. El compromiso auténtico no se trata de establecer límites artificiales para eludir el dolor, sino de enfrentar juntos las dificultades y fortalecer la relación en el proceso.
El impacto emocional y espiritual

El ser humano no solo busca conexiones físicas, sino también vínculos profundos que le brinden estabilidad y plenitud. La apertura de la relación puede generar inicialmente una sensación de libertad, pero a largo plazo, suele derivar en sentimientos de inseguridad, comparación y distanciamiento emocional.
Muchas parejas que han intentado modelos no monógamos terminan enfrentando crisis de confianza, celos reprimidos y una sensación de vacío que no se llena con nuevas experiencias. Desde una perspectiva moral, el amor verdadero exige una entrega total y desinteresada, donde cada persona es valorada por lo que es y no solo por lo que puede ofrecer en un momento determinado.
La pareja tradicional, basada en la fidelidad y la complementariedad, permite un crecimiento personal y mutuo más profundo, cimentado en la estabilidad y el respeto. La verdadera libertad no radica en evitar el compromiso, sino en elegir amarse cada día, en todas las circunstancias, con la certeza de que el otro estará ahí, no solo por elección, sino por amor.


