La Basílica de San Pedro tiene cinco puertas de entrada, cada una creada en diversos años del cristianismo; por lo que, aparte de la riqueza del arte, podemos encontrar en ellas un pequeño libro de historia con pasajes en imágenes que son realmente una catequesis visual.
La Puerta del Filarete
Es la Puerta Central, creada entre 1439 y 1445, por Antonio Averulino (conocido como Filarete apodo que en griego significa 'amigo de la virtud'.) por encargo de Papa Eugenio IV. En aquella época, no existía la basílica actual, sino aquella llamada basílica constantiniana, porque fue el emperador Constantino I quien la mandó a construir.
La puerta doble fue construida en bronce, cada lado está dividido en tres grandes cuadrados. Los de arriba muestran a Cristo y la Virgen María. En los paneles centrales están representados san Pedro y san Pablo, el primero entregando las llaves al Papa Eugenio IV de rodillas (generalmente en las obras artísticas se representa el Papa que encomendó el trabajo) y el segundo representado con una espada y un rico jarrón de flores a sus pies.
En los paneles inferiores podemos ver la representación del martirio de los dos santos: A la izquierda, la decapitación de san Pablo; a la derecha, la crucifixión invertida de san Pedro.
Los paneles están enmarcados con riquísimos ribetes que cuentan parte, no solo de la historia cristiana, sino también de la historia del Imperio Romano, representando los perfiles de algunos emperadores.
También podemos ver personajes de la época, escenas extraídas de la mitología griega y romana, de la Metamorfosis de Ovidio y de las Fábulas de Esopo. Resalta también lo hechos más importantes del pontificado de Eugenio IV, como el Concilio de Florencia para la unión de la Iglesia Occidental y Oriental.
La antigua Puerta del Filarete medía 7,40 x 3,65 m, estas medidas no concordaba con la medidas de la “Nueva Basílica”; por lo tanto, el Papa Pablo V quien es el que decidió “reciclar” la puerta e hico incorporar dos partes: una inferior y una superior donde se puede ver su nombre.
Como se puede notar, la Puerta del Filarete es un gran libro de historia expresada con detalladas imágenes, una gran obra de arte y sin dudas.
La Puerta de la Muerte
La última puerta del lado izquierdo es la llamada Puerta de la Muerte, porque es por esta puerta que pasan los ataúdes de los Papas para las ceremonias funerarias.
La puerta fue realizada por Giacomo Manzù, que inició a trabajarla en el año 1947 en el pontificado de Papa Pio XII y finalizó después de 17 años a causa de las distintas divergencias con los cardenales de la época.
El escultor recuerda:
“Les comenté (a los cardenales) que quería tratar el tema de la muerte. Ellos respondieron: muerte sí, pero católica. Entonces respondí: la muerte no es católica, ni es anticatólica. Surgieron conflictos y me negué a seguir adelante, hasta que intervino el Papa Juan XXIII”
El Papa Juan XXIII no pudo verla terminada porque falleció el 3 de junio de 1963. La inauguró Pablo VI, el 28 de junio de 1964.
La puerta comprende dos lados, y está adornada tanto del interno como del externo de la basílica. En la parte externa podemos ver la Deposición de Cristo, La Asunción de María, los símbolos de la Eucaristía, la muerte de Abel, la Muerte de san José, el martirio de san Pedro, la muerte Juan XXIII, que no vivió para verlo, y la muerte en el exilio de Gregorio VII.
En la parte del lado interior volvemos a ver a Juan XXIII, sentado en la sede papal, mientras recibe al obispo Laurean Rugambwe, el primer cardenal negro y episodios universales no vinculados al cristianismo sino a los horrores de la historia: muerte por violencia, muerte en el espacio, muerte en la Tierra.
La Puerta del Bien y del Mal
Entre la Puerta de la Muerte y la central de Filarete, se encuentra la Puerta del Bien y del Mal creada por Luciano Minguzzi y consagrada el 26 de septiembre de 1977 con motivo del 80º cumpleaños de Pablo VI.
El escultor ha grabado en doce paneles escenas divididas a la derecha sobre el Bien y a la izquierda sobre el mal, una denominación temática que alude a la eterna lucha entre el bien y el mal, recordando el juicio escatológico donde el Bien vencerá las tinieblas del mal.
En el orden inferior se cita un fragmento de la historia contemporánea, donde el Mal es representado por el “Ejército de los Mártires”, título escrito por el propio Minguzzi conmemorando “la masacre de Casalecchio (Bolonia)” una masacre nacista perpetrada el 10 de octubre de 1944, durante la cual murieron 13 rebeldes.
Entre estos “mártires rebeldes” se encuentra Carlos Luis Collado Martinez, costarricense que se encontraba en Bolonia para estudiar medicina, laureándose con las máximas calificaciones por su tesis sobre tumores cerebrales.
El episodio fue una de las masacres más brutales llevadas a cabo por las tropas alemanas en Italia: las víctimas fueron atadas con alambre de púas, heridas por disparos y abandonadas para que murieran desangradas.
El lado derecho en el panel que corresponde al Bien está representado el Concilio Vaticano II con los dos Papas que abrieron y cerraron las sesiones del concilio: Juan XXIII en 1962 y Pablo VI en 1965. En el centro están representados los cardenales Agagianian, Suenens y Doepfner.
Sin dudas es una de las puertas más llamativas de la Basílica.
La puerta de los Sacramentos
Esta puerta fue inaugurada por Pablo VI el 14 de septiembre de 1965, con motivo de la reapertura del Concilio Vaticano II. Fue encargada al artista Venanzo Crocetti.
Está dedicada a la representación iconográfica de los siete sacramentos y tiene un panel introductorio que representa a un ángel impartiendo los sacramentos correspondientes a las distintas edades del hombre.
En los siguientes recuadros, los sacramentos están caracterizados por una narrativa concreta, sencilla y con tonos de cotidianidad familiar.
La Puerta Santa
Esta es la puerta más chica, la más importante y la más conocida de todas. Se encuentra en el extremo derecho del atrio y fue encargada por el Papa Gregorio XIII para el Jubileo de 1575.
La primera Puerta Santa en realidad era un muro tosco enmarcado en mármol, creada únicamente para los años jubilares cada 25 años.
Con el rito de inicio, el Papa daba tres golpes al muro, en modo simbólico, como para derribar esa pared, que luego era retirada con un mecanismo de madera.
En 1949, el obispo Francesco Von Streng, en nombre de los católicos suizos, donó las dos puertas de bronce como exvoto porque su tierra natal había sido preservada de calamidad de la guerra.
La puerta en bronce fue realizada por Vico Consorti y está dividida en 16 paneles rectangulares y tiene los escudos de los Papas que han tenido la oportunidad de celebrar años jubilares.
En la base de la puerta, encontramos una frase en latín que sintetiza los privilegios espirituales de quienes cruzan el umbral:
“Desde aquí emanen abundantes los manantiales de la Gracia Divina, y purifiquen las almas de todos aquellos que entren, restaurándoles con una santa paz, adornándoles con la virtud cristiana. Año Santo 1950”
La apertura de la Puerta Santa es un rito fundamental del Jubileo, que representa el ofrecimiento de un “camino extraordinario” hacia la salvación.
“Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo”. (Jn, 10,9)