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Casados. Siempre juntos. Llenos de alegría. Sencillos, naturales, puros: de esas almas que solo los niños pueden imitar. Cuando hablas con ellos, el mundo parece inmediatamente más hermoso.
Wojtek y Terenia tienen más de 70 años; de los cuales, han pasado 50 casados. Hoy, cuando el matrimonio podría parecer obsoleto, ellos son el testimonio de la fuerza del sacramento.
"Nos complementamos, conocemos nuestro valor. Somos como dos eslabones sin los cuales una máquina no puede funcionar. Si no hay enchufe, y falta una de las clavijas del enchufe, no hay mundo. Si hay dos, hay luz", explica con pasión Wojtek.
Esta adorable pareja encarna las palabras del Señor Jesús: "Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Y así ya no son dos, sino una sola carne" (Mt 19,5-6).
Terenia y Wojtek Kwapiński, ungidos con la alegría de Dios, ejercen su ministerio en diversas parroquias de la arquidiócesis de Częstochowa (Polonia).
Durante varios años fueron animadores de la "Comunidad de los Corazones de Jesús y María". Wojtek toca la guitarra, Terenia canta salmos con las manos en alto. "Alguien dijo una vez que estamos hechos para que yo cante y él toque el salmo".
Han sido ministros en un hospital, a donde acudían a rezar por el personal y los pacientes, en en la capilla de San José para los sin techo (Czestochowa), en Nueva York, Varsovia, Leśniowe, Wieluń, Pajęczno, y, a diario, en las parroquias de Radomsko.
Terenia y Wojtek rompen definitivamente el estereotipo de católico serio y triste. ¿De dónde sacan su fuerza y su alegría de vivir? En gran medida, de los dones del Espíritu Santo, pero resulta que también del "chantaje".
Terenia, cuando experimenta alguna preocupación, sufrimiento o carencia, pide inmediatamente: "Señor Jesús, Tú eres mi Amigo. Si Tú es mi Amigo, no dejes que me preocupe por mucho tiempo". "A veces le chantajeo", confiesa. Y como el mismo Señor Jesús ha afirmado que en Él se refugia la alegría, no puede negarse a Terenia.
Sin la fe llega la tristeza
Aleteia: Tienen siempre una alegría que se comparte con los demás. Y no es artificial, ¿de dónde viene?
Terenia: Si Jesús no hubiera curado nuestras heridas con amor, desde la cruz, no seríamos libres. Y este es todo el secreto del éxito de Dios en nuestras vidas. Esta alegría viene de la simple constatación de que mis pecados me han sido perdonados; que ya no vuelvo a ellos y que Jesús me ha dado la libertad, que es el mayor regalo que he recibido, además de la paz del corazón.
En esta vida hay tanta alegría, tanta satisfacción, tantos momentos hermosos... ¡y todo es en el Nombre de Jesús!
No podemos centrarnos en la preocupación de perder la salud, de todos modos no servirá de nada. Preocuparse no conduce a nada. (Ante la dificultad) inmediatamente invoco al Espíritu Santo para que alegre mi alma, porque no puedo tener tristeza en mi corazón.
Cuando alguien considera innecesario ir a la Iglesia, no tiene la fe, ni Jesús y María, no frecuenta el rosario, entonces hay tristeza.
Café y oración para iniciar el día
Aleteia: El matrimonio, tan rechazado y marginado por el mundo, florece con ustedes. ¿Cuáles consideran que son los furtos del sacramento?
Terenia: ¡Qué poderoso es este sacramento! Veo los frutos de este sacramento cuando servimos juntos a nuestra Iglesia, pues se nos pide ir juntos, como un "nosotros"; es decir, la pareja casada.
Realmente puedes casarte y los votos estarán vacíos si las palabras no se traducen en la vida cotidiana.
"Solo se empieza a vivir cuando Dios entra en el matrimonio, cuando se le invita con toda la conciencia".
¿Y si no hay espacio para Dios en la pareja? Se puede vivir, por supuesto, pero sin Él no hay amor, ni felicidad, ni alegría.
Este sacramento del matrimonio es una fuerza tal que -aunque a veces tengamos crisis, estemos todo el día el uno con el otro, tengamos nuestras debilidades, defectos o momentos mejores y peores- no dejamos que dure en enfado entre nosotros.
Todo empieza por rezar juntos. Aparte de los ministerios, rezamos mucho juntos. Pedimos a Dios que nos proteja de no empezar el día sin la oración, pues no puede haber algo más importante que esto.
Empezamos el día en el nombre del Padre, pero también con café, y estamos en presencia de nuestros amigos, Jesús y María. Luego están el breviario y el rosario.
Wojtek: Para eso es este sacramento, para ser consciente de que estoy jurando a Dios, nuestro Señor. Y cuando juro a Dios, Él cuida de mí, estoy con Él todos los días. Le tengo a Él.
Este voto que uno hace debe ser respetado. Tampoco rezamos deprisa, sino que nos esforzamos. Y cuando vamos en coche, ya sea para los servicios o para cualquier otro fin, siempre hay una oración.
Terenia encuentra enseguida una intención. Recuerdo que, yendo a Bélgica, condujimos durante 12 horas y todo el tiempo hubo oración, adoración, rosario y cantos. Siempre rezo: "Señor Dios, dame fuerzas para cantar y tocar para ti el mayor tiempo posible".