Toda alma busca y anhela la felicidad eterna, que solo se consigue cuando escuchamos a Dios y nos dejamos guiar por Él. Para ello, será necesario vencer nuestro defecto dominante, el cual nos lleva a caer en malos hábitos que nos impiden alcanzar el cielo.
A lo largo de la historia, muchos santos nos han inspirado a trabajar en nosotros mismos pues, aunque somos humanos y no somos perfectos, sí podemos ser perfectibles; es decir, podemos corregir nuestros malos hábitos, los cuales nos llevan a caer en pecado y las propias pasiones.
Conócete, acéptate y superate
San Agustín, Doctor de la Iglesia Católica, nos invita a reflexionar sobre el tema. Él mismo tuvo una gran conversión en la cual venció sus pasiones y enfrentó su defecto dominante.
Este santo decía que, para comenzar un camino de rectitud, es necesario conocerse, aceptarse y superarse. Utilizando estas tres claves podremos avanzar en nuestro camino hacia la santidad.
¿Cómo sé cuál es mi defecto dominante?
El padre Gonzalo Viaña, autor del libro Hábitos para la felicidad y el Cielo, compartió para Aleteia algunas claves que te ayudarán a detectar y vencer tu defecto dominante por medio de los hábitos.
El pbro. Gonzalo señala que éstos se vencen "uno a la vez. No puedes romper todo el ramillete junto".
Y para detectar cada uno de ellos es necesario pedir a Dios la gracia de conocerte a ti mismo.
¿Y cómo pedirlo? ¡Por medio de la oración! Dios habla en el silencio.
“Tenemos que identificar al Goliat de nuestros vicios. Esto quiere decir que debemos conocernos a nosotros mismos. Saber cuál es nuestro carácter; así sabremos cuál es nuestro vicio predominante y será más fácil hacer un plan para vencerlo”, continuó explicando el padre Gonzalo.
Conoce tu temperamento
Todas las personas tenemos un temperamento diferente. Éste nos hace actuar y ser de cierta manera, con virtudes y defectos. Para conocer los cuatro tipos de temperamento y definir el tuyo puedes consultar el siguiente artículo de Aleteia:
Una vez que te conozcas mejor y sepas cuáles son aquellos defectos que más trabajo te cuesta cambiar, es momento de aceptarlo y vencerlo. Para ello es necesario tener un guía espiritual que pueda ayudarte en el camino y recordarte tu propósito.
La cima
Finalmente, recuerda que el defecto dominante se vence con la virtud contraria, no dudes en ponerte en marcha para alcanzar la cima. No te olvides de hacer un examen de conciencia diario y acercarte a los sacramentos, que son el alimento para fortalecer al cuerpo y al espíritu.