Durante una Misa celebrada en la Basílica de San Pedro con motivo de la Jornada Mundial de los Pobres, el Papa Francisco animó fuertemente a los cristianos a comprometerse a luchar concretamente contra las desigualdades, el 17 de noviembre de 2024. El pontífice, que almorzó a las 12:30 con mil 300 personas necesitadas también invitó a los que están en el poder a no olvidarse de los pobres.
“Vemos crecer a nuestro alrededor la injusticia que causa el sufrimiento de los pobres, pero adoptamos la resignación habitual de quienes, por comodidad o pereza, piensan que 'así es el mundo' y que 'no hay nada que pueda hacer'. Podemos hacer algo al respecto", denunció el Papa durante la homilía de esta Misa celebrada con motivo de la VIII Jornada Mundial de los Pobres.
Esta jornada fue lanzada por el pontífice argentino luego del Jubileo de las Personas sin Hogar organizado en Roma por la asociación francesa Fratello, durante el Año de la Misericordia (2016). Desde entonces, el Papa ha aprovechado esta fecha para recordar específicamente que la Iglesia “se vuelve ella misma” cuando se pone al servicio de los pobres.
Ante más de 5 mil fieles reunidos en la basílica de San Pedro, entre ellos muchas personas de la calle, el Papa desafió fuertemente a los católicos. No pueden reducir su fe a una "devoción inofensiva que no perturba las potencias de este mundo y no genera un compromiso concreto con la caridad", insistió, antes de describir las "desigualdades" que "aumentan y una sociedad que "se dedica a la idolatría del dinero y del consumo".
“¿Debo apartar la mirada de la pobreza?”
Contra la resignación y la desesperación, el Papa instó a los cristianos a identificar lo que pueden lograr cada día. Llamó a la acción “a través de nuestros estilos de vida, a través de nuestra atención y cuidado del medio ambiente en el que vivimos, a través de nuestra búsqueda tenaz de la justicia, a través del compartir nuestros bienes con los más pobres, a través de nuestro compromiso social y político para mejorar la realidad que nos rodea”.
Al salir de sus notas, el Papa criticó a quienes dan una moneda a un mendigo sin mirarlo ni tocarle la mano. “Preguntémonos hoy: '¿Miro lejos de la pobreza, las necesidades y el dolor de los demás?'", invitando a todos a hacer un examen de conciencia.
A pesar del hambre en el mundo, "de los horrores de la guerra y de las muertes inocentes", el jefe de la Iglesia católica advirtió que no hay que hundirse en la "angustia" del "drama de la historia".
“La esperanza cristiana que se cumple en Jesús y se realiza en su Reino necesita de nosotros y de nuestro compromiso, de una fe activa en la caridad, de cristianos que no dan la espalda”, afirmó.
El Papa Francisco concluyó su homilía con un llamado general a la movilización: “Se lo digo a la Iglesia, se lo digo a los gobiernos de los Estados y a las organizaciones internacionales, se lo digo a todos y cada uno: por favor, no nos olvidemos de los pobres”.
Una comida en el salón Pablo VI con los pobres
El jefe de la Iglesia católica almorzará en el Aula Pablo VI del Vaticano con mil 300 personas pobres. Durante este encuentro amistoso organizado por el Dicasterio para el Servicio de la Caridad – y financiado por la Cruz Roja Italiana y los Padres Vicencianos – todos los invitados del Papa recibirán una mochila que contiene alimentos y productos de higiene personal.
Antes de este día, el dispensario Madre di Misericordia, una estructura vaticana que ayuda a las personas sin hogar que viven en los alrededores de la Plaza de San Pedro, abrió durante toda la semana un servicio gratuito de atención médica, vacunación antigripal, análisis de sangre, muestras y apósitos. En esta iniciativa participaron médicos voluntarios de 18 especialidades.
Además, como viene sucediendo desde hace varios años, el Dicasterio para la Evangelización debe pagar las facturas de electricidad y gas de las familias romanas desfavorecidas.