El avión del Papa Francisco aterrizó en Singapur a las 14:52 hora local (8:52 hora de Roma), con algo menos de una hora de retraso sobre el horario previsto. La estancia del pontífice en la «Ciudad del León» será la última escala de su extensa gira por Asia-Oceanía.
El avión del Papa, procedente de Dili (Timor Oriental), sobrevoló durante 4 horas los atolones y volcanes del archipiélago indonesio antes de llegar a la pequeña Ciudad-Estado, uno de los países más desarrollados de Asia.
A diferencia de las escalas anteriores de su viaje -Indonesia, Papúa Nueva Guinea y Timor Oriental-, el Papa no pisó la pista del ultramoderno aeropuerto de Changi, sino que llegó a la terminal a través de una pasarela. Fue recibido por el Ministro de Cultura, Comunidad y Juventud del país, con quien mantuvo una breve conversación antes de dirigirse a su residencia local, la casa de retiro espiritual San Francisco Javier.
En comparación con Timor Oriental, la bienvenida que recibió el Papa en el aeropuerto de Singapur fue especialmente sobria. Solo un grupo de unas cien personas que acudió a saludar al Papa. En Singapur, los actos religiosos están sujetos a estrictas normas y deben ser declarados.
La jornada del Papa, de 87 años, no es muy ajetreada. A las 6 de la tarde tiene previsto reunirse con los miembros de la Compañía de Jesús que viven en Singapur, la única cita de su agenda.
En los días siguientes, el Papa se reunirá con las autoridades políticas y religiosas del país, después visitará organizaciones benéficas y celebrará misa. El viernes, el Pontífice regresará a Roma, tras una estancia récord de 12 días fuera de Italia.