"No es fácil seguir al Señor", pero "cuanto más nos acercamos a Él (…), más experimentamos la belleza de tenerlo como Amigo", dijo el Papa Francisco durante el rezo del Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico Vaticano el 25 de agosto de 2024.
Volviendo al Evangelio de este 21º Domingo del Tiempo Ordinario (Jn 6,60-69), el Pontífice argentino evocó la respuesta de San Pedro, que dijo a Jesús: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna» (Jn 6,68).
Francisco recordó que Pedro pronunció estas palabras "en un momento crítico", cuando Jesús había sido abandonado por muchos de sus discípulos. Pero los Doce permanecieron fieles. "Le oyeron predicar, vieron los milagros que hacía y siguieron compartiendo con él los momentos públicos y la intimidad de la vida cotidiana", nos dicen los Evangelios.
"Los discípulos no siempre comprenden lo que el Maestro dice y hace; a veces les cuesta aceptar las paradojas de su amor, las exigencias extremas de su misericordia, la radicalidad con la que se entrega a todos", reconoció el Papa.
En efecto, "las opciones de Jesús van a menudo más allá de la mentalidad común, más allá de los cánones mismos de la religión institucional y de las tradiciones, hasta el punto de crear situaciones provocadoras y embarazosas. No es fácil seguirle", explicó el Obispo de Roma.
Pero a pesar de todo, los apóstoles solo encontraron en Jesús "la respuesta a la sed de vida, de alegría y de amor que les impulsa; solo a través de Él experimentaron la plenitud de vida que buscan, más allá de los límites del pecado e incluso de la muerte". Refiriéndose de paso a la traición de Judas, el Papa subrayó que "todos menos uno, a pesar de muchas caídas y arrepentimientos, permanecerán con Él hasta el final".
Señalando que también hoy "no es fácil seguir al Señor, comprender su modo de actuar, hacer nuestros sus criterios y sus ejemplos". Pero Francisco aseguró a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro: "cuanto más nos adherimos a su Evangelio, recibimos su gracia en los sacramentos, permanecemos en su compañía en la oración, le imitamos en la humildad y en la caridad, (…) tanto más nos damos cuenta de que sólo Él tiene 'palabras de vida eterna'".