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En muy poco tiempo, se han aprobado en España leyes que han provocado un giro en la sociedad: un aumento exponencial de abortos, familias desoladas ante la petición de eutanasia de un ser querido, y menores sometidos a tratamientos hormonales sin el consentimiento paterno.
En estas circunstancias, muchas familias se sienten desamparadas. Para ellos, y para todos aquellos que, en mayor o menor medida, se verán afectados existe una fundación que brinda asistencia y soporte: la Asociación de Abogados Cristianos. Desde la asociación se defiende jurídicamente la libertad religiosa, la vida, la familia, y los derechos y libertades de todos los ciudadanos que ven amenazada una vida acorde con su fe. Desde Aleteia, hemos hablado con José María Fernández, miembro de Abogados Cristianos.
Aleteia: ¿Cuándo se fundó la Asociación de Abogados Cristianos y quién fue su creador? ¿Qué servicios se ofrecen?
La Asociación de Abogados Cristianos lleva trabajando desde 2008. A partir de 2013-2014, comenzamos a asumir más casos. Actualmente, la Asociación sigue adelante con sus propios casos, pero hemos puesto en marcha la Fundación Española de Abogados Cristianos.
Los servicios que ofrecemos incluyen asistencia jurídica totalmente gratuita en la defensa de los casos que se entroncan con nuestros fines: la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, la defensa de la familia natural y la defensa de la libertad religiosa.
¿La aprobación de la ley trans y la ley de eutanasia marcará un antes y un después en las actividades de la Asociación?
Efectivamente, el hecho de que en España estemos asistiendo cada vez más a la promulgación de leyes de este corte ideológico, aumenta nuestra carga de trabajo.
En particular, con respecto a la ley de eutanasia, estamos viendo un aumento en el número de casos. Nos encontramos en un momento clave, ya que las decisiones que los jueces tomen respecto a esta ley marcarán la jurisprudencia futura en casos de duda sobre si el paciente cumple o no con los requisitos establecidos por la ley.
Aleteia: ¿Qué recomendáis a los padres católicos que sienten absoluta impotencia e indefensión cuando un hijo menor de edad comienza a recibir tratamientos hormonales?
Lo primero que recomendaría a esos padres es que no dejen de estar al lado de sus hijos, de amarlos y de apoyarlos en todo lo que puedan. Y, por supuesto, que cuenten con nosotros, ya que podríamos brindarles la asistencia jurídica que quizá necesiten para oponerse a ese tipo de tratamiento. Entendemos que, en casos donde haya algún tipo de duda respecto a la disforia de género, se debe esperar al menos a que la pubertad haga su trabajo, su labor habitual hormonal, y que los tratamientos en niños prepúberes se limiten al máximo.
Aleteia: Este verano, estamos viendo cada vez más casos de familiares desesperados ante la decisión de un ser querido de practicar el suicidio asistido. ¿Qué les recomendáis a ellos?
Efectivamente, cada vez hay más casos de personas que optan por la eutanasia. En el fondo, esto refleja el avance de la cultura de la muerte. A estas personas, más que a nadie, les encarezco que se pongan en contacto con nosotros y nos cuenten su situación y su caso. Creo que, en muchos de estos casos, podríamos ayudarles.
Nuestra línea de actuación en estos supuestos va desde poner en duda la característica subjetiva del caso, es decir, la capacidad que tiene la persona para dar su consentimiento al solicitar la eutanasia, hasta las características objetivas del caso, es decir, si se cumplen o no los requisitos que la ley establece como preceptivos al solicitar el servicio. Analizando estas dos circunstancias, intentaríamos aconsejarles de la mejor manera y, hasta ahora, gracias a Dios, hemos tenido algunos éxitos de los que nos enorgullecemos mucho.
