A lo largo de los años han habido muchas familias de santos, aunque a veces un santo de la familia sobresale por encima de todos los demás. Ese parece ser el caso de san Ambrosio, ampliamente conocido por su papel en la vida de san Agustín y reconocido como Doctor de la Iglesia. Su hermana mayor también es una santa canonizada, pero con frecuencia es olvidada, ya que no tuvo la misma influencia que su hermano pequeño.
Santa Marcelina
Poco se sabe de la familia de san Ambrosio, pero se cree que tenía una hermana mayor llamada Marcelina.
Según la Enciclopedia Católica, incluso antes de que su familia se trasladara a Roma, Marcelina "ya había abandonado el mundo, había elegido vivir una vida de virginidad cristiana y se había dedicado a la práctica de la piedad y el ascetismo. El día de Navidad, probablemente en 353, recibió el velo de la virginidad consagrada de la mano del Papa Liberio".
Es posible que san Ambrosio aprendiera de su hermana mayor el valor de dedicarse a Jesucristo y que quisiera seguir su ejemplo de santidad.
Más tarde, cuando san Ambrosio se convirtió en obispo, recurrió a la ayuda de santa Marcelina:
Llamó allí a su hermana y encontró en ella una celosa ayudante para fomentar y extender la vida ascética entre las doncellas de Milán. A ella dedicó Ambrosio su obra sobre la virginidad, escrita en 377 ("Libri III de virginibus ad Marcellinam" en P.L. XVI, 187-232). Marcelina sobrevivió a su hermano y murió en 398 o poco después.
La fiesta de Santa Marcelina no figura en el Calendario General, pero se celebra cada año el 17 de julio.
Nos recuerda la importancia de los hermanos mayores y cómo pueden influir y ayudar a sus hermanos pequeños, especialmente en lo que se refiere a la práctica de la fe.