Este sábado, 176 ciclistas comenzarán el Tour de France desde Florencia, la capital de las artes. Por primera vez, la Grande Boucle comenzará en Italia, y la ciudad toscana promete un montaje de etapa espectacular, como casi sólo esta carrera, la más grande del mundo, puede ofrecer a los miles de telespectadores que la siguen.
Antes de la salida oficial, el pelotón recorrerá las calles de la ciudad, pasando bajo la famosa cúpula de Santa Maria del Fiore, frente al frontón medieval del Palazzo Vecchio y cruzando el Arno por el Puente Viejo, una secuencia de postal. A continuación, los ciclistas se dirigirán lentamente hacia el barrio de Ponte a Ema, y después a Gavinana, a cuya salida está prevista la verdadera salida de la etapa, que les llevará a Rímini, en la costa adriática.
En estos suburbios florentinos, los ciclistas colocarán sus ruedas en las de uno de sus más ilustres predecesores, el gran Gino Bartali. El vencedor de las ediciones de 1938 y 1948 (podría haber ganado muchas más de no haber sido por la Segunda Guerra Mundial), famoso por la titánica batalla que libró a veces contra su compatriota Fausto Coppi, es un producto puro de Florencia, en torno a la cual gastó sus primeras cámaras de aire. Por supuesto, está previsto un homenaje: primero en el Museo del Ciclismo que lleva su nombre en Ponte a Ema, donde tuvo su sede su primer club deportivo, el S.S. Aquila. Luego habrá otro homenaje en la localidad de Gavinana, donde vivió hasta el final de su vida. El pelotón atravesará la plaza que lleva su nombre, en cuyo centro hay una estatua suya.
Christian Prudhomme: "Todo menos una coincidencia"
"Es cualquier cosa menos una coincidencia que pasemos por estos lugares. Cuando dejas Florencia, no puedes hacer como si Bartali no existiera", dice el director del Tour de France, Christian Prudhomme, conocido por su atención a la ruta del Tour. "Las cosas buenas se hacen, pero no se dicen. Y algunas medallas se llevan en el alma, no en la chaqueta", dice Gino Bartali. Se le rendirá homenaje no solo como ciclista, sino también como humilde héroe de la Segunda Guerra Mundial, un glorioso secreto que se llevó a la tumba en 2000.
Tras su muerte, salieron a la luz pruebas de que "Gino el Piadoso", apodado así por su fuerte fe católica, había ayudado a judíos durante la guerra. A petición del entonces obispo de Florencia, monseñor Elia Dalla Costa, escondió documentos de identidad como parte de su bicicleta y los llevó a las comunidades franciscanas de Asís, que acogían a judíos.
En 2006, Bartali fue reconocido Justo entre las Naciones por el Memorial Yad Vashem. En reconocimiento a su labor, también se le concedió la nacionalidad israelí a título póstumo en 2018, dos días antes de la salida del Giro de Italia desde Jerusalén.
"Gino Bartali tiene una dimensión extraordinaria más allá del campeón que fue", confirma Christian Prudhomme, que fue recibido por el Papa una semana antes de la salida. Un maillot amarillo de la victoria del gran campeón en el Tour de 1948 fue entregado al pontífice en esta ocasión.