Cuando vamos a Misa, lo más sublime que puede ocurrir es acercarnos a comulgar el Cuerpo y la Sangre de Cristo, pues no hay nada más grande que el mismo Señor dándose en alimento para el fiel cristiano que desea amarlo cada vez más.
Por eso, es imposible que nuestros ojos vean los regalos que recibimos, y que nuestra inteligencia los entienda; sin embargo, el alma se transforma y se configura cada vez más en Aquél a quien ama.
Comulgar a diario
Todos los santos entendieron el valor de la sagrada comunión y la tenían en alto aprecio, por eso Aleteia te comparte en este video algunos de los regalos que Dios da al que lo recibe con amor.