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Buscar, comparar y analizar. Acciones contra la desinformación electoral

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Majo Frias - publicado el 24/05/24
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Los mexicanos están a pocos días de vivir una jornada electoral. Durante las campañas se ha llamado al voto responsable e informado, lo cual conlleva la necesidad de consumir información de calidad.

Desde el 20 de noviembre, que iniciaron las precampañas, los mexicanos han estado expuestos a una gran cantidad de comunicación política, noticias y opiniones, tanto en medios tradicionales como en plataformas sociales. En el mar de información disponible, ¿cómo informarnos bien y evitar la desinformación?

Para conocer cómo podemos encontrar información pertinente, confiable y veraz, así como desarrollar mejores hábitos informativos, Aleteia entrevistó al Maestro Iván González Vega, académico del Departamento de Estudios Socioculturales de la Universidad ITESO.

La situación de la información en México 

El académico menciona que uno de los grandes problemas de este momento es que la comunicación en estas elecciones no ha estado dirigida a informar a la gente sobre los posibles rumbos que podrían seguir nuestros futuros gobiernos y representantes.

“Creo que hay muchos esfuerzos por mantener a la gente cerca del consumo de los candidatos y de los partidos y alianzas como marcas, como productos de consumo, pero no necesariamente un esfuerzo por involucrar a los ciudadanos en entornos de participación política en donde podamos tomar decisiones o contribuir a la toma de decisiones”.

Además, puntualiza que la situación actual es muy particular porque, tanto el gobierno como el presidente López Obrador, “están muy interesados en participar activamente en el juego de las campañas electorales y eso influye en la contienda porque nos hace repensar el criterio de imparcialidad que se supone que tendríamos que estar viendo”.

Por último, los cambios tecnológicos que han impactado directamente al sector de los medios de comunicación hace que vivamos un momento complicado. Debido al auge de las plataformas digitales, las personas no suelen buscar a productores profesionales de información para conocer qué está pasando y por qué está pasando así.

Las plataformas y algoritmos son quienes nos dicen por qué canales nos vamos a informar, quiénes son los actores importantes y, sobre todo, utilizan la viralidad como máximo criterio de relevancia.

Sin embargo, el principal problema es que “la comunicación en tiempos de elecciones tendría que ser una oportunidad para que nos informemos y recordemos en qué campos de la vida pública se espera que participemos y cómo podemos hacerlo”; cosa que en México no sucede.

Más allá del enfoque de las campañas de los partidos, el problema no es la estrategia de Marketing o la creatividad que utilizan, sino que este tipo de comunicación excluye al ciudadano común y corriente al no considerarlo una persona que -al informarse- va a participar mejor del juego político y va a dar más sentido al trabajo de quienes acceden a un puesto de elección popular.

En este contexto ¿cómo nos informamos bien?

1Buscar activamente

noticias

“Se nos tiene que olvidar la idea de que prendes la televisión con un botón y ahí está la información. Nunca nos costó trabajo informarnos; nuestra relación con la información era muy pasiva y creo que se tiene que acabar ese hábito”, menciona.

Y añade que informarse cuesta, tanto dinero como esfuerzo.

2Comparar

desinformación

La dieta informativa debe ser variada. Iván explica que, si bien las plataformas de redes sociales han influido en los hábitos de consumo informativo, las personas ya evitaban enfrentarse a opiniones diferentes a la propia desde antes de que éstas ajustaran sus algoritmos. 

Por ello, sugiere leer y consumir, como mínimo, dos o tres fuentes de información diferentes, hacer un esfuerzo diario por conocer puntos de vistas distintos y convertir esta búsqueda de información en un hábito.

Al desarrollar ese hábito informativo será cada vez más fácil detectar cuando un contenido es pagado, tendencioso o poco veraz; tanto en medios tradicionales como en redes sociales, pues aclara: “La calidad de la información no está indisolublemente ligada al soporte ni al formato. La calidad de la información es una condición que se produce cuando hay profesionales generándola”.

3Analizar con preguntas básicas

Jovem executivo pensativo

Esta misma dieta informativa nos ayudará a establecer cuáles son los medios de confianza. Esto será útil -por ejemplo- ante la desinformación.

“Nos tenemos que educar para consumir medios. Ciertamente no es fácil, pero alguien que está medianamente experimentado en el consumo de medios, cuando reciba una cadena sospechosa de WhatsApp, va a ser el primero que haga una cosa bien simple: buscar esa información a ver si está en sus otros medios de confianza”.

Las preguntas que podrían ayudarnos a analizar son:

- ¿De dónde viene esto?

- ¿Quiénes son las personas que lo hicieron?

- ¿Alguien más lo está publicando en estos términos?

- ¿Dónde está la fuente original?

El académico señala que, con esto, serán excepcionales las situaciones en las que incluso comparando informaciones, vamos a caer en la desinformación. Y concluye: “Buena parte del problema tiene que ver con que leemos una sola vez. No vamos a buscar cómo contrastar la información que encontramos”.

Para estar bien informado en una era de la desinformación hay que querer dejar de tropezar con las mismas fake news. “Hay que hacerse responsable de vivir en un mundo con tanta desinformación, sin hacerle el juego a quienes nos desinforman”.

Por último, concluye, que esto no quiere decir que debamos de mortificarnos por caer en mentiras, “más bien, el hábito, la dieta desarrollada de informarse con fuentes múltiples, la costumbre de checar de dónde vino la información y la verificación en contraste con los medios a los que más les crees, te va a proteger muchísimo más (de estas noticias falsas)”.

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