separateurCreated with Sketch.

El gran amor de san Isidro labrador por la Misa

ISIDORE THE FARMER
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Philip Kosloski - publicado el 15/05/24
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
El patrono de los agricultores conocía el valor del trabajo, pero no dejó que este le impidiera asistir a Misa, incluso cuando sus compañeros le perseguían

San Isidro era un hombre santo que trabajaba como jornalero. No poseía una granja, sino que trabajaba en la de un rico terrateniente. Uno de sus hábitos que nunca abandonó fue su compromiso de asistir a Misa todos los días.

El P. Michael Mueller explica en su libro La Sagrada Eucaristía Nuestro Mayor Tesoro cómo "fue acusado -por algunos de sus compañeros jornaleros- ante su amo de permanecer demasiado tiempo en la iglesia y de llegar siempre demasiado tarde al trabajo".

San Isidro creía que tenía un deber para con Dios, pero que también tenía un deber para con su patrón. En lugar de descuidar uno u otro deber, san Isidro rezaba a Dios para que le ayudara a cumplir con sus obligaciones.

ÉTÉ DE NICOLAS POUSSIN

La Misa era su prioridad

Lo que sucedió a continuación fue de lo más inesperado y es la historia más popular que se cuenta sobre la vida de san Isidoro. Mueller explica que el propietario de las tierras quería comprobar por sí mismo si san Isidro descuidaba o no sus obligaciones de asistir a Misa:

Su amo, para convencerse de la veracidad de la acusación, salió temprano por la mañana para ver si Isidro llegaba a tiempo a la granja; pero cuán grande fue su asombro cuando vio a dos ángeles, vestidos de blanco, arando con dos yuntas de bueyes y a san Isidro en medio de ellos. A partir de ese momento, Isidro fue objeto de gran veneración por parte del rico granjero y de todos los que se enteraron del hecho.

De este modo, san Isidro pudo cumplir con su obligación diaria en la granja y asistir a Misa todos los días.

San Isidro quería mantener a Dios en el centro de su vida, rezando siempre a primera hora de la mañana. Conocía también la gracia y la fuerza que recibiría asistiendo a Misa y adorando a Dios en la Eucaristía, e hizo de la Misa diaria una prioridad.

Poner a Dios en primer lugar

En muchos aspectos, su fe era similar a la de la Madre Teresa, que insistía en una hora santa diaria ante Jesús en la Eucaristía.

La Madre Teresa dio un poderoso discurso a los reunidos en el Congreso Eucarístico de Filadelfia en 1976, y reiteró este simple hecho:

Para poder vivir esta vida de votos, estos cuatro votos, necesitamos que nuestra vida esté entretejida con la Eucaristía. Por eso empezamos el día con Jesús en la Sagrada Eucaristía. Con Él, seguimos adelante. Y cuando volvemos por la tarde tenemos una hora de adoración ante Jesús Sacramentado, y con esto os sorprenderéis, de que no hayamos tenido que reducir nuestro trabajo por los pobres.

Aunque no todo el mundo puede asistir a Misa todos los días, todos podemos aprender de estos ejemplos y tratar de poner a Dios en primer lugar en nuestras vidas.

¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.