Seguro que ha oído hablar de los huevos de Pascua y los conejitos. Pero lo más probable es que no conozcas realmente la historia del lilum longiflorum, el lirio de Pascua. Esta majestuosa flor blanca, con forma de trompeta y dulce aroma, es un símbolo de la Pascua como cualquier otro. Pero, ¿por qué y cómo?
El lirio de Pascua tiene una historia fascinante. Originaria de Taiwán y las islas Ryukyu, frente a la costa de Japón, se convirtió rápidamente en una apreciada planta decorativa europea en el siglo XVIII, con la llegada de marineros portugueses y españoles a la zona. Pero el verdadero auge del lirio de Pascua en Occidente comenzó cuando un soldado de la Primera Guerra Mundial, Louis Houghton, empezó a cultivarlos. Tras el ataque a Pearl Harbor, el cultivo de lirios se convirtió en una industria en sí misma.
Ahora bien, el simbolismo de la flor en el cristianismo es relativamente complejo. Por un lado, el lirio de Pascua florece en blanco, un color muy asociado a la pureza y la santidad. Se dice que la forma de trompeta de la flor simboliza al heraldo que anuncia la resurrección de Cristo. Pero la propia forma en que crece un lirio es simbólica: De un bulbo latente enterrado en la tierra, emerge una flor hermosa y vibrantemente viva, reflejo de la historia de Jesús resucitando de la tumba.
Los lirios aparecen en la Biblia, aunque está claro que el texto no se refiere a esta variedad japonesa. El propio Jesús mencionó la flor diciendo: "Mirad cómo crecen los lirios: no trabajan, no hilan; y os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos" (Lc 12, 27).
Una leyenda piadosa afirma que, tras la muerte y resurrección de Jesús, se encontraron lirios creciendo en el Huerto de Getsemaní. La misma leyenda dice que estas flores brotaron donde caían las gotas del sudor ensangrentado de Jesús mientras rezaba.
Ahora bien, el lirio de Pascua no es solo simbolismo. Su potente fragancia llena las iglesias y los hogares durante la Pascua con una dulzura embriagadora. Para muchos, este aroma está indisolublemente ligado a un sentimiento de celebración y despertar espiritual, cuando por fin llega la Pascua.
Aunque su aspecto es encantador, los lirios de Pascua son tóxicos para los gatos; por ello, si tienes un gato, admira estas flores desde lejos u opta por alternativas seguras.
Ya sea adornando un altar o la mesa de Pascua, el lirio encierra belleza y un profundo significado. Su presencia nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, siempre florece una nueva vida.