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Uno de los problemas que más ocurren en nuestra era es la distracción. Por su origen en latín, esta palabra significa "atraer en diferentes direcciones", lo que significa que cuando estamos distraídos nos cuesta concentrarnos en un tema en particular, justamente porque nos vemos intrigados por varias cosas.
Muchos tienen que lidiar con la falta de atención para enfocarse en una sola cosa, ya que tienen muchos otros pensamientos a la vez, esto les impide concentrarse en el presente, les hace pasar de largo otras cosas, experimentan una cierta incapacidad de retener información y olvidan compromisos que tenían que agendar.
La cultura de inmediatez y del multitasking que vivimos nos invita a hacer y pensar en muchas cosas a la vez. Para indagar más en el tema, y ver cómo podemos centrar más nuestra atención, entrevistamos a la psicopedagoga Justina Zoltowski, fundadora de Vocatio, quien acompaña especialmente a jóvenes en su proceso de orientación vocacional.
Efectos de la distracción
Justina explicó para Aleteia que la distracción provoca efectos particulares en la persona y, aunque pueden ser muchos, el principal es perder el foco de lo que queremos lograr.
Somos incapaces, o nos cuesta mucho, discernir entre lo que queremos hacer realmente o lo que nos está quitando la atención”.
Con esto, principalmente, podemos obtener dos efectos importantes:
Nos alejamos de nuestras metas más profundas
Cuando estamos concentrados en agradar al mundo y a Dios nos sentimos atraídos por dos cuestiones diferentes, dejando de hacer alguna de ellas al 100%. Muchas veces terminamos optando por lo que se nos aconseja o facilita, sin lograr elegir realmente lo que Dios nos pide.
Nos distraemos en nuestras tareas diarias
Muchas veces se nos presentan opciones más atractivas de las que debemos hacer en nuestra vida cotidiana. Un claro ejemplo es cuando sabes que al día siguiente tienes un examen importante para el cual es necesario estudiar, pero prefieres salir con tus amigos y te dices a ti mismo "luego estudiaré", eligiendo así, la opción más atractiva, en lugar de lo que debes hacer.
"A veces es una dificultad -por ejemplo- el desánimo que no me deja estudiar o enfocarme en lo que debo hacer y me distrae, me quita el foco de lo importante".
Estos aspectos afectan tus metas, por lo que llegar a cumplirlas se vuelve más complicado de lo que esperabas. Sin embargo, no todo está perdido, Justina nos comparte que "la distracción es algo que se puede trabajar", con base en nuestro plan de vida.
Aquí te van dos sencillos consejos que nos comparte nuestra especialista, para que puedas mejorar tu capacidad de concentración.
1Haz una lista con prioridades de vida
Lo más recomendable para tu lista es lo siguiente: tu relación con Dios, con tu familia, en tu trabajo, tus amigos y finalmente tus hobbies.
Luego escribe, para cada una de las áreas, ciertas tareas que son importantes para ti. Por ejemplo, en tu relación con Dios, puede ser la oración de la mañana; y en el ámbito familiar, podría ser preparar el desayuno para todos y desayunar juntos para pasar tiempo de calidad con ellos.
Así sucesivamente con cada punto en tu lista. Tener por escrito estos puntos te ayudará a conocer la atención que necesitas darle a cada uno.
2Sé riguroso en el tiempo pautado para cada actividad
Con base en la lista de prioridades que realizaste anteriormente, ahora es necesario asignar un tiempo para cada área y cumplirlo; para ello, puedes ponerte un recordatorio, una alarma o bien anotar tu lista de pendientes en una agenda o en un cuaderno de notas; así puedes marcarlas una vez que las cumplas.
"El tiempo para cada actividad puede ir cambiando según la etapa de nuestras vidas", dice Justina, ya que un estudiante no tendrá las mismas prioridades que un padre de familia, o un joven profesionista.
Pero nunca olvides que, a pesar de que las prioridades vayan cambiando, todo debe estar enfocado al plan perfecto que Dios tiene para ti.