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Por todas partes, llamas y espeso humo negro. Después, un espectáculo de desolación: tierra quemada, casas y coches calcinados… En Chile, en la región de Valparaíso (situada en la costa, en el centro de Chile), los incendios que comenzaron el viernes 2 de febrero lo han arrasado casi todo: entre tres mil y seis mil viviendas han desaparecido por completo, y se han registrado al menos 130 muertos, según las últimas cifras elaboradas por las autoridades, sin contar un centenar de personas que siguen desaparecidas. En total, casi 26 mil hectáreas se han convertido en humo.
Las zonas más afectadas de Valparaíso son las más modestas, como el balneario de Viña del Mar, especialmente pobre, con muchas personas y familias cuyas viviendas están construidas con materiales extremadamente inflamables. El gobierno chileno declaró dos días de duelo nacional y decretó el estado de excepción. Se ha impuesto el toque de queda en varios barrios y unos mil 400 bomberos están movilizados para luchar contra los incendios, que siguen propagándose. "Esta es la mayor tragedia que hemos visto desde el terremoto de 2010", ha declarado el Presidente de Chile, Gabriel Boric. Un terremoto de magnitud 8,8 sumió al país en el luto, seguido de un terrible tsunami que mató a más de 500 personas.
Iglesias afectadas
Los devastadores incendios no perdonaron a la comunidad católica de Valparaíso. "La situación es realmente trágica, es un desastre (…) Las personas afectadas lo han perdido casi todo, muchas casas, edificios enteros y varios colegios han sido destruidos", dijo a Fides el arzobispo de Santiago, Fernando Chomalì Garib. "En Viña del Mar, una iglesia parroquial y una capilla fueron completamente destruidas. Lo mismo en Quilpué y Villa Alemana", informó el domingo 3 de febrero el obispo de la diócesis de Valparaíso, Mons. Jorge Vega Velasco.
En terreno, varias parroquias de las comunas más afectadas por los incendios, como la parroquia Nuestra Señora del Rosario de Quilpué, están recolectando alimentos no perecederos, artículos de higiene y ropa para distribuir entre los vecinos que perdieron todas sus pertenencias. El párroco, feligreses y un diácono fueron a su encuentro. Por su parte, la Diócesis de Valparaíso está enviando un número creciente de mensajes de esperanza, y el obispo Jorge Vega continúa sus visitas a las parroquias que están organizando colectas y rondas de voluntarios. El obispo también ha llamado a los creyentes a formar una cadena de oración a partir del sábado 3 de febrero.
Las organizaciones caritativas católicas también están proporcionando ayuda de emergencia. Caritas Chile y Caritas Valparaíso han lanzado sendas campañas de recaudación de fondos. Además de alimentos y agua, Caritas Chile está distribuyendo refrigeradores para mantener frescos los medicamentos.
El Papa Francisco también expresó su preocupación y tristeza por Chile durante el Ángelus del domingo 4 de febrero. El pontífice afirmó su solidaridad con las víctimas de los "devastadores incendios en el centro de Chile" e invitó a rezar por ellas.