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Muchos países de América Latina, especialmente México, tienen una hermosa tradición que se lleva a cabo cuando los niños y niñas cumplen tres años: se les presenta en el templo y el sacerdote reza por ellos, pues sus padres agradecen a Dios por haberles permitido llegar a esa edad, en opinión de algunos, porque ya superaron la etapa en la que son más enfermizos y corren riesgo de fallecer, como antiguamente ocurría.
Pero, ¿de dónde proviene esa costumbre?
La Virgen María y el evangelio apócrifo
La Biblia no recoge ningún hecho sobre la infancia de María. Los expertos coinciden en que ella tenía entre 14 y 16 años cuando fue visitada por el arcángel Gabriel durante la anunciación. De hecho, San Lucas es quien habla más de la Virgen, sin embargo, tampoco menciona nada sobre ella antes de ese momento.
Existe un evangelio apócrifo, conocido como protoevangelio de Santiago, en el que se cuenta que Joaquín y Ana, padres de María, la llevaron al templo a los tres años. Es por eso que se cree que a los niños hay que presentarlos al templo a la misma edad, imitando a los padres de la Virgen.
La Iglesia conmemora la presentación de la Virgen al templo
Es notable que esta fiesta se celebrara en Oriente desde el siglo VI, pero fue hasta 1372 que el Papa Gregorio XI supo que en Grecia tenían una magnífica celebración el 21 de noviembre, por lo que la introdujo en Aviñón, y después, fue el Papa Sixto V quien la ofreció a toda la Iglesia.
Gracias a ellos podemos conmemorar a la Santísima Virgen María, que fue llevada ante Dios desde su tierna infancia, preparándose para la sublime misión que le sería encomendada: ser la Madre de Cristo, para quien vivió y ante quien sigue intercediendo por nosotros.