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No queremos desvelar el nombre real de la madre, para no comprometer su identidad. Así que la llamaremos Mercedes, en honor la Virgen patrona de República Dominicana, su país de origen.
El pasado agosto, con sólo 21 años, Mercedes se quedó embarazada por segunda vez. El primer embarazo, fruto de la relación con un hombre que la maltrataba, «lo perdió», según dijo a sus amigos, tras «caerse por las escaleras». Quienes conocían al padre sospecharon otra cosa…
Ana, un «ángel custodio» de 40 Días por la Vida
Pocas semanas antes de sufrir aquel aborto, una amiga suya le había dado el teléfono de Ana, un «ángel custodio«» de 40 Días por la Vida (40DPV). Porque aunque este movimiento se basa íntegramente en la oración por la vida, cuenta también con personas que ayudan y acompañan (como «ángeles de la guarda») a las madres en dificultades que deciden seguir adelante con su embarazo. De hecho, aquella misma amiga había tenido un bebé gracias a la ayuda que le habían prestado Ana y el movimiento de 40DPV.
Y aunque Mercedes terminó perdiendo ese bebé, Ana siguió en contacto con ella para acompañarla en las muchas dificultades a las que se enfrentaba día a día.
Camarera en un club nocturno, sin pareja...
A comienzos del pasado otoño, Mercedes se dio cuenta de que estaba de nuevo embarazada. Y todo su entorno le dijo que abortara.
«Su situación económica era muy mala», cuenta ahora Ana para Aleteia. Y los detalles lo avalan: «No estaba segura de quién era el padre, aunque lo más seguro era que se trataba de un hombre que ni siquiera era su novio. Y aunque no la maltrataba, como el otro, tenía una relación muy tóxica con ella y se había desentendido del bebé. Además, era camarera en un club nocturno de Madrid, y en cuanto les dijera que estaba embarazada, la despedirían».
Agobiada por su situación, Mercedes pidió cita para abortar a su segundo bebé. Lo que no sabía es que, justo en ese momento, el movimiento de 40 Días por la Vida estaba empezando una de sus campañas de oración. Y aquello iba a cambiarlo todo.
Rescatada del aborto «gracias a la oración»
«En 40 Días por la Vida -explica Ana- sabemos que todos los rescates son fruto de la oración, aunque no sean mujeres que se paren junto a los voluntarios que rezan a las puertas de un abortorio. Porque quienes rezamos a Dios para que la vida triunfe sobre el aborto, lo hacemos pidiendo de verdad que Él ilumine y ayude a todas las embarazadas en dificultades, y ofreciéndonos para que se sirva de nosotros si Él quiere».
Y matiza: «Hace falta mucho valor y mucha claridad para enfrentarse a situaciones tan duras como las que encaran muchas de las mujeres a las que ayudamos. Y aunque estamos aquí para ellas, al final son ellas quienes tienen que tomar la decisión de darle a su hijo la posibilidad de vivir. ¡Por eso necesitan que Dios las ilumine y les quite los miedos!».
Y eso fue exactamente lo que ocurrió en el caso de Mercedes: mientras cientos de voluntarios de todas las edades emprendían una campaña de turnos de oración –ininterrumpida, pacífica y silenciosa–, junto a centros abortistas de toda España, contra todo pronóstico y sin nadie que la animase, sintió en su corazón el deseo de pedir ayuda. La cita para abortar ya estaba concertada, pero Mercedes descolgó su teléfono y llamó a Ana.
Ayuda integral para las embarazadas
Podría parecer que esta historia concluye con el rostro sonriente de Mariana, que ahora balbucea, ríe, llora y se despereza en su cuna como cualquier bebé. Una niña preciosa, que crece ajena a que el mundo en el que ha nacido la consideraba digna de terminar en el succionador de «desechos quirúrgicos» de un centro abortista.
Sin embargo, el final es aún más feliz. Porque, como señala Ana, «en contra de lo que muchos abortistas dicen, los provida no nos desentendemos de las mujeres, sino todo lo contrario».
Una nueva vida para madre e hija
Por ese motivo, hoy Mercedes ha emprendido una nueva vida lejos de la vida nocturna de Madrid, en una ciudad costera, con un nuevo trabajo, un nuevo piso, y todo el apoyo material y económico que ella y su hija van a necesitar para los próximos años. ¿Gracias a la colaboración de Ana, a la ayuda espiritual de 40 Días por la Vida, y al soporte generoso de distintas asociaciones provida de Madrid, como Red Madre? Pues sí, pero no en primer lugar.
Porque, como concluye Ana, que es madrina de varios niños rescatados del aborto, «la defensa de la vida y la derrota del aborto es algo tan humanamente imposible en nuestra sociedad, que cada bebé que nace es, ante todo y sobre todo, gracias a Dios, que nunca abandona a quien le pide ayuda».