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Pedro Salazar Quezada es el nombre del adolescente que el 2 de febrero de 1850 encontró a orillas de una acequia (similar a un canal para conducir agua) en el antiguo barrio del Limoncillo un rollo sumergido.
Según reseñas como la del propio estado peruano, aquel hallazgo tenía que ver con un lienzo con la imagen del Cristo crucificado, la Virgen María de los Dolores, María Magdalena y, en la parte superior, el Padre y el Espíritu Santo.
El chico no dudó en llevar el lienzo a su casa, en el solar de Lipa, algo que generó que su madre cayera de rodillas de la emoción al contemplar tanta belleza. Lo propio hicieron los vecinos, continúa la reseña, quienes al oír la noticia se postraron ante la imagen dando gracias a Dios.
«Desde ese entonces decidieron reconocer a la imagen como el Señor de Lipa, por el lugar donde había sido encontrada y donde se empezaría a venerar. Años más tarde, se levantó un altar en el patio interior del solar, con una réplica del lienzo en mármol importado desde Italia. Luego fue trasladada a la Iglesia de Santa Liberata, también en el Rímac, lo que dio inicio a una de las devociones, tradiciones y manifestaciones de religiosidad más antiguas de la ciudad de Lima y del mencionado distrito», prosiguió la reseña desde Perú.
Lo que nunca se imaginó Pedro es que desde ese entonces se convertiría «en el fundador de una Hermandad que ha sabido constituirse de forma sólida con el paso del tiempo», tal cual añade el propio Arzobispado de Lima.
Aniversario 140
En efecto, el pasado 21 de junio se celebró el aniversario 140 del reconocimiento canónico de la Hermandad del Señor Crucificado del Rímac.
El encargado de oficiar la misa fue el obispo auxiliar de Lima Juan José Salaverry Villarreal.
«La Iglesia de hoy necesita muchísimo de los laicos, porque ustedes son la gran fuerza de la Iglesia (…)», expresó el obispo a los integrantes de esta antigua hermandad.
«(…) Pero necesitamos laicos que crezcan en esa devoción que a ustedes les caracteriza cuando cargan al Señor con fe, con una fe que brota desde lo más íntimo hacia afuera, y que siempre debe estar presente en sus vidas, no solo al momento de cargar al Señor», prosiguió.
Por último, con respecto a la intensa actividad de esta hermandad, también se recordó:
«Una procesión es una manifestación de fe hacia afuera, hacia las calles y al mundo. Y lo hacemos para anunciar el Evangelio, para decir que Cristo es el centro de nuestra vida».
Patrimonio Cultural de la Nación
La Festividad del Señor Crucificado del Rímac fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación el 5 de noviembre de 2020, en plena crisis desatada por la pandemia del coronavirus.
Esa instancia fue posible gracias al trabajo de la Municipalidad de Lima a través del Programa Municipal para la Recuperación del Centro Histórico de Lima (Prolima) y la Hermandad del Señor Crucificado del Rímac, tal cual agregó la plataforma del estado peruano.
«De esta manera, en el marco de la recuperación de los valores materiales e inmateriales que impulsa el Plan Maestro del Centro Histórico, la comuna limeña anima a los vecinos a seguir cuidando la tradición y el legado heredados, y renueva su compromiso de continuar trabajando por el reconocimiento de las expresiones culturales que son parte de la historia de la ciudad», finalizó.