No es, ni de lejos, un problema que afecte solo a adolescentes y jóvenes: el consumo de pornografía se ha disparado en todas las franjas de edad, y afecta tanto a varones como a mujeres. Y eso que cada vez más expertos alertan de los numerosos efectos negativos que tiene adentrarse, incluso aunque solo sea de vez en cuando, en el mundo del porno.
«El de la pornografía es un problema que se inicia en la adolescencia, pero que se va haciendo más complejo en la edad adulta, cuando, después de años de consumo, se produce un mayor impacto en la vida de la persona o se descubre el diagnóstico de consumo compulsivo o de adicción», explica para Aleteia Jorge Gutiérrez, autor de La trampa del sexo digital (ed. Almuzara, 2021) y portavoz de la ONG Dale una vuelta, especializada en ayudar a las personas con adicción al porno.
Adultos, entre 25 y 40 años, y en horas de trabajo
Un dato muestra hasta qué punto es cierto: según un estudio de la Universidad Bigram Young, en Utah, el 70% del tráfico de internet a páginas pornográficas se produce en horario laboral, entre las 9 de la mañana y las 5 de la tarde. Una franja en la que los menores están en centros escolares y, por tanto, con servidores que impiden de forma automática el acceso a estas webs, además de tener prohibidos el uso de dispositivos electrónicos privados.
«Nuestra experiencia es contundente: la inmensa mayoría de los miles de personas que nos piden ayuda son adultos, entre 25 y 4o años. Son personas con años de consumo que no pueden dejar atrás este problema, aunque lo hayan intentado», destaca Gutiérrez.
En cuanto al perfil de consumidor, matiza que «las últimas investigaciones indican que hay una tendencia en aumento entre las mujeres, hasta un 30-35% del total. La propia industria está buscando fórmulas para atraer a este segmento de la población, un 50% del total, tan apetitoso para sus intereses».
Alto potencial de adicción
Según alerta este experto, aún hay muchas personas que consideran que un consumo esporádico no acarrea problemas.
Sin embargo,«que no llegue a ser una adicción no implica que no pueda ser problemático, y que sea recreativo no implica que no tenga consecuencias negativas. Desde un impacto en la visión de la sexualidad y la formación, al deterioro de las relaciones y expectativas sexuales, hasta llegar a un impacto neurobiológico y compulsivo», alerta.
Porque quien se expone a este tipo de contenidos nunca sale ileso: «La pornografía tiene un alto potencial de adicción, pone en peligro la capacidad de entablar relaciones afectivas, distorsiona la sexualidad incluso dentro de la propia pareja, y promueve la violencia sexual», destaca Jorge Gutiérrez.
¿Cuánto es mucho?
En cuanto a la cantidad de pornografía que puede ser peligrosa, la propia ONG Dale una Vuelta ha elaborado una guía, con numerosas referencias científicas, que señala cómo «si consideramos que la exposición a material sexual explícito siempre tiene algún tipo de consecuencias en la salud sexual, mental o afectiva, podemos afirmar que no existe una cantidad 'segura' de pornografía, como tampoco existe para el tabaco».
«La realidad demuestra que, si cuando estoy tenso, aburrido, enfadado o eufórico consumo pornografía, poco a poco será más complicado salir de esa espiral. Nunca hay que olvidar que tiene un alto potencial adictivo y puede acabar ocupando más espacio en nuestras vidas de lo que esperábamos», insisten.
¿Soy adicto al porno? Un test privado y anónimo
Para ayudar a las personas que ven pornografía, ya sea de forma ocasional o continuada, la ONG Dale una Vuelta (que está dirigida por médicos, psicólogos y terapeutas especialistas en adicciones, sexualidad, educación y familia, y que lleva años alertando de los efectos secundarios del porno), ha lanzado un sencillo test online y cien por cien anónimo para saber cuál es el alcance real del problema.
Un test al que se puede acceder pinchando aquí: https://www.daleunavuelta.org/sabes-si-eres-adicto-al-porno/