La escalada de violencia en las calles de Rosario asociada al accionar y a los conflictos entre grupos narcos ha sumado este año visibilidad por las públicas intimidaciones y mensajes. Los hubo contra comerciantes, entre ellos el entorno familiar de Lionel Messi, recientemente contra colegios, y ahora una parroquia.
Dos veces en 24 horas una capilla (algunos medios locales la mencionan como Santa Rita) de la parroquia Santo Domingo Savio (nombre proporcionado a Aleteia desde la Iglesia en base a la guía eclesiástica) en el barrio Ludueña fue protagonista de un mensaje narco.
El jueves habían abierto fuego antes de las 14 contra la pared del templo, en la que hay un mural del Sagrado Corazón de Jesús, y contra el auto de una colaboradora , informó la prensa local. Al día siguiente, cerca de las 13, contra un comercio inmediatamente contiguo al templo, del que resultó herida una empleada. Los hechos están siendo investigados.
«Una ciudad tomada»
A finales de mayo, el papa Francisco designó dos nuevos obispos auxiliares para la arquidiócesis de Rosario, uno de ellos el padre Fabián Belay, responsable de la Pastoral de Drogadependencia del Arzobispado, quien en numerosas ocasiones los últimos años alzó la voz públicamente en los medios de comunicación locales contra este flagelo. Incluso poniendo sobre el tapete dramas horrorosos y silenciados como el de niños de menos de 10 años que se inician en el consumo de cocaína.
«Hace ya bastante tiempo que tenemos la sensación de que Rosario es una ciudad tomada», declaró en la Radio 2 el nuevo auxiliar rosarino, y lamentó que la red de contención sea «endeble», esté «debilitada», particularmente después de la pandemia.
«No están dadas las condiciones básicas para que ningún actor comunitario pueda caminar un barrio. El que está día a día en el trabajo comunitario tiene que cuidar su vida también (…) Podés quedar en el medio de un enfrentamiento y eso limita la actividad. Salir al encuentro, visitar, ¿cómo te vamos a buscar? Si el docente y el enfermero tienen sus vidas en peligro…», expresó.
Dispositivos de contención y acompañamiento
En un duro comunicado conjunto emitido en marzo entre las pastorales de la Drogadependencia y la de Barrios Populares, el Arzobispado había hecho un llamado a los poderes legislativos nacional, provincial y municipal para que actúen rápidamente en la creación de leyes y ordenanzas que respalden la implementación de dispositivos de contención y acompañamiento, tales como tratamientos residenciales para niños, adolescentes y personas con problemas de consumo, casas asistidas para personas con problemas de salud mental y refugios para personas en situación de calle.
También pidieron que las leyes se cumplan, porque son las organizaciones sociales, civiles y religiosas las que terminan dando respuesta y quedando sin respaldo jurídico para acompañar a esos «exiliados ocultos», como dice el Papa Francisco, y como se evidencia en estos casos.
Asimismo, advirtieron: «A diario escuchamos hablar de la oferta del narcotráfico y las muertes que genera, pero poco hablamos de la demanda que hay en nuestra sociedad de consumo. Es necesario salir del silencio hipócrita y acrítico que no problematiza los consumos».
Es que mientras Rosario, como otras ciudades, sufren estos flagelos, y son los más vulnerables y los que los salen a su rescate los que más se exponen, en no pocos foros públicos y legislativos se naturaliza y desproblematiza el consumo.