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Sin importarle las presiones internacionales y el mensaje del propio Papa Francisco, la labor depredadora de Ortega en contra de la Iglesia católica ha seguido su marcha implacable.
Una de las figuras de la represión es, sin duda, el obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, quien fue detenido, arraigado y juzgado con una condena de cerca de 26 años de cárcel.
Un "modelo" de malos tratos
Enviado al exilio, en la fila en que se le había puesto para abandonar Nicaragua, prefirió dignamente quedarse en su país y afrontar las consecuencias del odio del régimen.
Pronto fue conducido al penal denominado "La Modelo" (que, según los propios nicaragüenses es, en efecto, un "modelo" pero de malos tratos) donde, se supone, que se encuentra recluido.
Sin embargo, según informan diferentes medios de comunicación los empleados del penal "La Modelo" han negado a la hermana del obispo Álvarez, Vilma, que éste se encuentre ahí.
Que entren organismos internacionales
Puede ser una táctica –una más—del aislamiento en contra del obispo al que Ortega considera "traidor a la patria", sin embargo, el exiliado político Lesther Alemán confirmó que los guardias le dijeron a la hermana del obispo que no se encontraba en esa cárcel.
"Doña Vilma llegó al portón principal de ‘La Modelo’ para dejarle agua y no se la aceptaron y negaron que esté allí", señaló Alemán (un líder estudiantil opositor al régimen de Ortega), a través de su cuenta de Twitter.
Alemán consideró necesario "que entren organismos internacionales como Cruz Roja Internacional y se cerciore de su salud (del obispo Álvarez), de su estado físico, mental y emocional en las que se encuentra…".
Y sentenció algo que es el clamor del pueblo de Nicaragua, mayoritariamente católico: "Su familia, la Iglesia misma como institución y el pueblo, necesitamos saber dónde está monseñor Álvarez".
El papel de la ONU, según Ortega
Tras el llamado del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos para que el Estado de Nicaragua libere a 37 personas, entre ellas al obispo Álvarez, Ortega desestimó el papel de la ONU.
En un homenaje a los diez años de la muerte de Hugo Chávez, en Venezuela, Ortega aseveró que "Naciones Unidas sirve para apoyar bloqueos, injuriar, calumniar, condenar (…) para estimular, respaldar, apoyar agresiones, invasiones, terrorismo contra los pueblos…".
Acusó a la ONU de "condenar a los pueblos heroicos que defienden su dignidad como el pueblo venezolano, como el pueblo cubano, como el pueblo nicaragüense, como los pueblos del mundo que no están dispuestos a someterse al imperio yanqui".
Por cierto, para Ortega y su esposa, Rosario Murillo, la Iglesia católica en su conjunto, así como sus universidades, organismos caritativos y oenegés asociadas, obtienen su financiamiento de Estados Unidos.