"Estén siempre alegres en el Señor; se lo repito, estén alegres y den a todos muestras de un espíritu muy abierto"
"¿Y cómo está tu alma hoy?". Es la pregunta que me gusta hacer a mis lectores de Aleteia. Y tiene sus motivos.
Hace poco me escribió un joven comentándome que esa simple pregunta lo había dejado reflexionando sobre su vida y se había prometido cambiar, cuidar más su alma inmortal.
Si lo piensas no es una pregunta sencilla de responder, ni lanzada al azar, trae implícito, entre líneas, este importantísimo mensaje.
Cuida tu alma, acude a quien puede ayudarte
"Si después de reflexionar consideras que tu alma no anda muy bien, que si mueres podrías perderla manchada de tantos pecados, ve a confesarte hoy mismo y restaura tu amistad con Dios".
Cuando tengo fuertes tentaciones y estoy a punto de caer me repito una y otra vez:
"No quiero ofender a Jesús, es mi mejor amigo desde la infancia".
Y si continúan las tentaciones, acudo a nuestra bella Madre del cielo y repito esta poderosa oración que escribió la beata sor María Romero y que mi mamá nos enseñó desde niño, a mis hermanos a mí.
"Pon tu mano, Madre mía,
ponla antes que la mía.
María Auxiliadora,
triunfe tu poder y misericordia.
Líbrame del demonio y de todo mal
y escóndeme bajo tu manto. Amén".
Siempre acudo a la Virgen María en los momentos de fuertes tentaciones o en medio de serias dificultades que no sé cómo resolver. Ella nos ayuda como madre bondadosa. Vela por sus hijos, con ternura y amor.
Amable lector, pon atención… debes cuidar más tu alma.
Mucho más que ser una buena persona
Dios no te ha llamado a conformarte con ser bueno, sino a dar un paso más y ser santo.
La santidad consiste, como decía el buen papa Benedicto XVI, en "ser amigo de Dios" y por supuesto, también en amar un poco más.
Debemos esforzarnos por ser santos, no dar cabida al demonio en nuestras vidas, trabajos y familias.
Si abres tu Biblia y lees, encontrarás una gran cantidad de versículos que te hablan sobre la santidad. En esta galería de imágenes tienes algunos de ellos, son un llamado para que seas santo:
Consejos para ser santos
Mientras escribía este artículo, recordé una charla muy edificante sobre la santidad personal, de nuestro amigo el buen sacerdote Sergio Argüello Vences, religioso paulino que aprovecha las redes sociales para hacer apostolado. Te la comparto, no tiene desperdicio. Podría ayudarte e inspirarte mucho.
¿Te gustaría ser feliz? Sé santo(a).
Los santos tienen esa dulzura infantil, esa genuina confianza en Dios, nuestro Padre. Son como esos niños que van confiados a cualquier lado de la mano de sus papás. Confiados y felices.
Una vez le pregunté a mi hijo pequeño si era feliz y me respondió: "Tengo a mi papito y a mi mamita, soy feliz, no necesito más". Nosotros tenemos a Dios.
Él quiere que seas santo porque sabe que los santos son felices. No están exentos de dificultades pero se sacrifican y todo lo ofrecen por amor. Es el "santo abandono",
la confianza plena.
Me gustaría terminar esta reflexión agradeciéndote por acompañarme y escribirme. Te dejo con estas maravillosas palabras que encuentras en las Sagradas Escrituras, para que te hagan compañía:
"El Señor está cerca. No se inquieten por nada"
Y ya sabes… De ahora en adelante anhela la santidad, vive para ser santo, sé santo (a).
¿Te gustaría escribirnos y compartir con nosotros tus experiencias en ese bello camino de la santidad? Te paso mi e-mail personal: cv2decastro@hotmail.com