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El propietario del original restaurante, Joe Scaravella, un italiano residente en Nueva York, sintió que debía mantener viva de alguna forma la presencia de las mujeres de su vida. Su abuela, su esposa y su hermana fallecieron consecutivamente.
Y pensó que abrir un restaurante de comida italiana auténtica, como la que preparaba su nonna (abuela, en italiano) Domenica, era el mejor homenaje que podía hacerles. Echaba de menos esos sabores caseros.
Anuncio solicitando "nonnas"
Entonces se le ocurrió poner un anuncio en el periódico local solicitando abuelas que pudieran cocinar platos regionales de diferentes zonas de Italia.
La respuesta fue espectacular. Joe citó a las candidatas en su casa y le presentaron diferentes platos exquisitos.
Así que, en 2006 y sin ninguna experiencia en hostelería, abrió el restaurante con la idea de preservar la comida tradicional de su nonna. Al local, situado en Staten Island, lo bautizó con el nombre de Enoteca Maria, el nombre de su madre.
Sabiduría de las abuelas
Joe cuenta en la página web del restaurante:
"Al crecer, me di cuenta de que mi abuela había sido la depositaria de nuestra cultura e identidad familiar. Y descubrí que, como ella, millones de abuelas en todo el mundo transmiten su herencia a sus nietos".
Y ese es el objetivo de su pequeño restaurante: no perder las tradiciones y apostar por una gastronomía más cercana, no tan vanguardista, sino casera.
Mientras sus clientes saborean los platos preparados por sus chefs consigue transportarlos a su infancia y a los recuerdos de su familia.
Conoce a algunas de las "abuelas" cocineras en la siguiente galería de fotos:
Abierto a otras culturas
Después de unos años en funcionamiento, el propietario decidió extender su idea a otras culturas culinarias. Así que Joe creó un libro virtual, Nonnas del mundo donde cualquier persona puede incluir recetas de su abuela.
El libro tiene la intención de convertirse en la colección más grande de recetas de abuelas y en cada página se recoge una breve biografía de la abuela, tres fotografías y la receta en cuestión. Todo escrito en el idioma nativo de esa persona.
Según Scaravella, "se trata de un precioso testimonio de la cultura culinaria de gente común de todo el mundo".
Del libro a la cocina
Pero Joe dio un paso más: en 2015 abrió físicamente su cocina a abuelas de todo el mundo para que también pudieran cocinar sus platos tradicionales y servirlos a los clientes de su restaurante.
Muchas de ellas no habían cocinado nunca fuera de su casa ni para tantos comensales, pero antes de entrar en la cocina del restaurante, recibieron una serie de clases para así garantizar el mejor servicio.
Idioma culinario
Incluso algunas abuelas no sabían hablar inglés, pero una vez entraban en la cocina eran sus manos las que hablaban. Manos que cuentan la cultura del país donde nacieron.
De esta forma Enoteca María añadió a su nombre Nonnas of the World. Porque allí, en ese comedor reducido y abierto a solo 30 personas, se reúnen abuelas de países como Argelia, Argentina, Colombia, República Checa, República Dominicana, Francia, Grecia, Irlanda, Kazajistán, Corea, México, Filipinas, Polonia, Puerto Rico, Sri Lanka, Siria, Taiwan, Turquía o Venezuela.
En este video se puede conocer a las chefs de Enoteca María.
Elaboración de menús
El menú cambia a diario: la mitad son recetas italianas y la otra mitad depende de la nacionalidad de la chef que cocine ese día.
Scaravella les da libertad para elegir el plato que quieren preparar: "Ellas compran los ingredientes, escogen los platos que quieren servir y pasan más de medio día en nuestra cocina preparando sus recetas tradicionales".
Fátima, una nonna de Turquía, explica que para ella cocinar en Enoteca María "es una forma de brindar un pedazo de mi país a la gente que no lo conoce y así también puedo revivir mi historia". Y añade que todos los platos los prepara con mucho amor y nostalgia por su patria.
Hacer felices a los demás
Todas las abuelas se sienten útiles y se muestran satisfechas con su trabajo. Adelina Orazzo, una de sus chefs italianas, confiesa: "Todo lo preparo con el mismo cariño como si lo hiciera para mis hijos y me gusta ver los rostros felices de los clientes".
Además, ahora también ofrecen clases de cocina gratuita a todos aquellos que quieran aprender.
La acogida del público siempre ha sido muy positiva. Tanto que el restaurante recibe llamadas de clientes extranjeros que quieren reservar mesa durante su estancia en la ciudad de Nueva York. ¡Hay lista de espera!
Todos quieren probar la experiencia de ir a un restaurante y comer como si estuvieran en casa de su abuela.