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El joven que hizo prótesis para 20.000 personas amputadas con una impresora 3D

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María José García Crespo - publicado el 25/11/22
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Guillermo Martínez Guana-Vivas es un joven ingeniero industrial que estudió en la Universidad Rey Juan Carlos I de Madrid. Hasta aquí, todo normal.

Guillermo Martínez Guana-Vivas es un joven ingeniero industrial que estudió en la Universidad Rey Juan Carlos I de Madrid. Hasta aquí, todo normal.

Toca el piano, obtuvo una beca del Programa “El Futuro de las TIC” en 2015 y pasó un tiempo en el CSIC (Centro de Investigaciones Científicas) para dedicarse a la investigación de materiales.

Le encanta el desarrollo de producto y el diseño. El invento de las impresoras 3D movía su curiosidad y en 2016 estas alcanzaron un precio más accesible para el público en general.

Guillermo no supo resistirse y se compró una de estas impresoras. Con ella pudo fabricar su proyecto final de carrera: un dron que sirve para ayudar a las personas en situaciones catastróficas como salvamento marítimo, rescates en edificios derruidos, etc.

Las posibilidades son infinitas. Y se planteó como podría ayudar a más personas.  En 2017 pensaba viajar a Kenia y descubrió que no existían prótesis para personas amputadas sin codos. Además, las prótesis son muy caras y no están al alcance de cualquiera.

Se le ocurrió fabricar con su impresora estos brazos articulados y los entregó a 5 personas del Valle del Rift. Pero esto no podía acabar así.

¿Sería posible ayudar a más personas?

Con sólo 22 años se puso manos a la obra y diseñó este tipo de prótesis tan específico. Le dio forma de ONG financiada mediante donaciones y socios, Ayúdame3D.

Lo que nació como un crowdfunding, en la actualidad es una organización que ha llegado a más de 55 países de los cinco continentes. La forma de conseguirlo fue pedir ayuda a otros profesionales del sector y compartir su conocimiento.

Ayúdame3D crea y entrega de forma gratuita estos brazos denominados trésdesis a personas con discapacidad.

Guillermo está convencido de que, a través de la tecnología, se puede reducir la desigualdad a la que se enfrentan estas personas, pueden mejorar su calidad de vida y les proporciona mejores oportunidades de empleabilidad y escolarización.

La red Helpers

Cualquier persona que esté interesada y motivada puede imprimir estas prótesis. Con esta intención, Guillermo ha creado una red nacional de personas, de todas las edades, que las imprimen en 3D. Es la red Helpers.

El valor añadido que aporta esta entidad sin ánimo de lucro es que sabe cómo diseñarlas, ya que deben tener unas medidas personalizadas para cada individuo.

Para los brazos de los más pequeños se pueden diseñar los dispositivos con sus series favoritas, por ejemplo, un brazo como el de Spiderman.

Para personas mayores, que necesitan prótesis más ligeras, se han diseñado unos dispositivos que apenas pesan 500 gramos. A una anciana le cambia la vida si puede levantar el brazo para peinarse, cocinar o vestirse.

Con un programa de colaboración con empresas logra la participación y la concienciación. Ha creado lo que denomina la RST, programas de Responsabilidad Social Corporativa de carácter tecnológico. Su objetivo es crear un ambiente empresarial más ético y solidario y promover acciones que ayuden a personas de todo el mundo.

En estos programas empresariales enseñan, en equipos de 15 a 20 personas, cómo modificar los diseños e imprimirlos en las impresoras 3D. Facilitan kits de montaje de los brazos protésicos para que puedan ser acoplados por los empleados y posteriormente, ser enviados a personas que los necesiten.

Ayúdame3D también fabrica merchandising corporativo para las empresas que prefieren tener una implicación social.

La mascota que enseña a los niños

Guillermo está convencido de la importancia de que las nuevas generaciones crezcan sabiendo que se puede ayudar a los demás. "Es posible con iniciativa, compromiso y esfuerzo. Y la tecnología puede contribuir a conseguirlo", explica.

Por ello, ha desarrollado un proyecto educativo que actúa en dos vertientes: por un lado, fomenta el emprendimiento social, y por otro, enseña a imprimir en 3D.

El nombre del programa educativo es Helping, cuyo origen se encuentra en el muñequito que se ha convertido en la mascota de la asociación, Helpi, un monigote simpático con un brazo protésico.

El programa se imparte a niños de 4º de la ESO (Educación Secundaria Obligatoria) durante un trimestre. Los propios estudiantes crean ayudas para personas de su entorno como brazos impresos en 3D o alegres cajas cubre suero para niños hospitalizados.

Más de 30 centros de toda España implementan el programa Helping para crear impacto social directo desde sus aulas.

Guillermo ha recibido numerosos premios: el Príncipe de Girona, de la Fundación ONCE, el premio a la Tecnología Humanitaria de la Cruz Roja… y aparece en 4 listas Forbes, dos de ellas son a la "fortuna social española" y a "las ideas más creativas".

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