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Su director, José María Zavala, avanza con paso firme en el rodaje de su último trabajo para cine, ‘El Cielo no puede esperar’, que producen Inés y Borja Zavala sobre el beato italiano Carlo Acutis -el influencer de Dios-, y que en España llevará a las salas European Dreams Factory. ALETEIA se ha puesto en contacto con el reconocido escritor para valorar los avances del filme. Por de pronto ya hay un edificante póster.
– ¿En qué punto se encuentra ‘El Cielo no puede esperar’?
En el cine con valores, al menos en mi experiencia personal en las cuatro películas que he dirigido hasta ahora (El Misterio del Padre Pío, Renacidos, Wojtyla. La investigación y Amanece en Calcuta) hay una ecuación infalible: a mayores dificultades y sufrimiento, mayor fruto luego en los espectadores.
Con la veintena de libros de espiritualidad que he publicado de momento me ha sucedido exactamente lo mismo. Significa esto que todos ellos, películas y libros, son instrumentos para hacer el bien en los corazones de muchas personas. No son, pues, estrictamente obras mías sino instrumentos, como digo, de los cuales se sirve Jesús para obrar maravillas en las almas.
– ¿Podría ponernos algún ejemplo?
He presenciado así conversiones sorprendentes de jóvenes o adultos alejados de Dios, quienes, gracias a alguna de estas películas o libros han dado un vuelco a sus vidas y llevan ahora una vida con frecuencia de sacramentos. El Misterio del Padre Pío, sin ir más lejos, ha suscitado incluso vocaciones sacerdotales.
¿Qué puedo decir ahora sobre mi quinta película El Cielo no puede esperar, dedicada al joven beato italiano Carlo Acutis que se estrenará en cines de todo el mundo, si Dios quiere, el próximo año?
Un santo para los jóvenes
– ¿Ha tenido muchas dificultades en este proceso?
A juzgar por la cadena interminable de obstáculos técnicos, económicos y de otro tipo, estoy convencido de que se trata de otro poderoso instrumento de Dios para sacudir, en este caso, el corazón cerrado de miles de jóvenes que piden a gritos, muchos de ellos sin saberlo, un asidero en sus vidas errantes que no es otro que Dios mismo, sin el cual es imposible ser feliz de verdad.
La película va a ser, en este sentido, una auténtica revolución. Un antes y un después para muchos jóvenes, padres de familia, abuelos, amigos…
– ¿Los jóvenes podrían sentirse identificados con el beato italiano?
La vida ejemplar de Carlo Acutis, fallecido a la temprana edad de quince años de una leucemia fulminante, nos muestra, como él decía, "la autopista hacia el Cielo" que es la Eucaristía, razón por la cual él no se perdía ni una sola Misa y dedicaba horas enteras a la adoración eucarística.
Pese a ello, era un chico normal, de andar por casa, que convertía lo extraordinario en algo ordinario y en el cual pueden verse reflejados hoy muchos jóvenes, como en un espejo.
Calidad cinematográfica
– Ciertamente, el filme cuenta con un equipo artístico de alto nivel.
La película se encuentra ya en una fase avanzada de montaje, tras el intenso rodaje realizado sobre todo en Madrid y Asís, donde yace sepultado Carlo a la vista de los millones de peregrinos que van a pedir su intercesión allí.
La fotografía de un grande del cine español como Miguel Gilaberte (Ágora, Velvet, Alta Mar, Es por tu bien), que ha trabajado a las órdenes de otros directores como Pedro Almodóvar o Alejandro Amenábar, brilla desde el primer fotograma.
Por no hablar del montaje de Rod Reego, formado en la New York Film Academy de Los Ángeles; o de Luis Mas, artífice de la Banda Sonora Original de la película y cuyo videoclip de la canción oficial se ha convertido en todo un hit con 400.000 visualizaciones sólo en YouTube en menos de dos semanas.
– ¿Y cómo marcha la financiación del proyecto?
Necesitamos ayuda para seguir adelante y que El Cielo no puede esperar llegue a estrenarse en muchos países el próximo año. Hace mucha falta esta película para una juventud desesperanzada y sin rumbo. Ayuda ante todo con oraciones, pero también con donaciones de almas generosas que sirvan para afrontar los elevados pagos de la parte de ficción, el alquiler del equipo de filmación, los bancos de imágenes, la posproducción, el sonido, la distribución...
Hacer cine con valores resulta muy edificante para el alma, pero requiere también medios económicos que no están al alcance de los jóvenes productores Borja e Inés Zavala, de veintiuno y veinte años respectivamente. Dios quiera que entre todos saquemos adelante esta película tan necesaria.