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Las lectoras -y lectores- de la prensa del corazón no paran de recibir sustos/novedades de parte de Tamara Falcó. Si una no fue buscada -la de la ruptura con Íñigo Onieva- la de esta semana sí lo ha sido. Ella misma se ha dejado fotografiar nada menos que por la revista ¡Hola! en el santuario de Lourdes.
Que Tamara es un espíritu libre hace años que lo sabemos, pero es que no deja de sorprender su capacidad de llevar a Dios a la palestra. Ahí está la portada de ¡Hola! para hablarnos de cómo encauza su decepción: volcándose en los demás en un lugar donde los enfermos son los más queridos, Lourdes.
Muchos se preguntarán qué hace Tamara vestida de esa forma. Pues viste con el uniforme de la Hospitalidad de Lourdes, una admirable organización que se encarga de dar acogida a los peregrinos y cuidar sobre todo a los enfermos que acuden a pedir ayuda a la Virgen.
La Hospitalidad de Lourdes es una archicofradía que fue creada en 1885. Forman parte de ella voluntarios de todo el mundo. Tamara Falcó se unió, en esta ocasión, a la Hospitalidad de Madrid, que depende de la archidiócesis de la capital de España.
Al vestir con uniforme, los voluntarios se hacen presentes entre los miles de peregrinos. Se les reconoce (como al sacerdote que lleva clergyman o sotana) y esto facilita la atención de quien lo requiera.
Los voluntarios de la Hospitalidad no cobran ningún retribución económica por su trabajo. Tamara tampoco lo hizo, evidentemente.
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¿Y en qué consistió su labor en Lourdes, adonde ha ido unos días? La tarea que se encomienda a los voluntarios tiene varios objetivos:
La Hospitalidad de Lourdes atiende a personas de los cinco continentes. Llegan a Lourdes viajando en avión, barco, tren, autocar, ambulancia... uno a uno o en peregrinaciones organizadas. En ellas se han producido milagros físicos y curaciones del alma.
Uno de los miles de historias que han sucedido fue la conversión del doctor Alexis Carrel, que subió a un tren de enfermos camino de Lourdes para ver con sus propios ojos el "fenómeno" y encontró la fe. Más tarde, el que sería premio Nobel de Medicina dejó escrito su testimonio en el pequeño pero impactante libro "Viaje a Lourdes".
Una vez en el santuario de Lourdes, la Hospitalité provee el transporte de las personas que lo necesitan y no disponen de medios desde su punto de llegada hasta el Santuario o a los lugares de alojamiento y los acompaña a lo largo de las diferentes ceremonias.
Provee igualmente, en las mejores condiciones económicas posibles, el acceso de los hospitalarios a servicios de restauración y alojamiento, para permitirles que puedan efectuar su servicio de acogida o de acompañamiento religioso a los peregrinos. En este caso, la austeridad forma parte del ambiente en el que se desenvuelven los voluntarios.
La Hospitalidad vela, en resumen, por dar un testimonio evangélico desde este lugar de Francia donde se apareció la Virgen, para que llegue a todo el mundo.