Juan XXIII sostuvo que la idea le vino «como un rayo de luz celestial». Los trabajos del Concilio Vaticano II duraron tres años y fueron terminados por Pablo VI. No obstante, hoy, después de seis décadas, varios procesos forjados en el Vaticano II no se han cumplido totalmente.
En efecto, Francisco considera que los frutos del Concilio aún están por recogerse, pero no transige en buscar su maduración y puesta en marcha. Algo que considera durará hasta un siglo, parafraseándolo.
Para el 266º de Pedro es una cuestión de radicalidad evangélica, es decir, o se obedece y se sigue el Concilio o se está fuera de la Iglesia:
«El Concilio es el Magisterio de la Iglesia. O estás con la Iglesia y por lo tanto sigues el Concilio, y si no sigues el Concilio o lo interpretas a tu manera, a tu voluntad, no estás con la Iglesia» (30.01.2021).
Vaticano II
Por tanto, la conmemoración del 11 de octubre no es una efeméride cualquiera, cuando se cumple el 60º aniversario de la apertura del Vaticano II convocado por el papa Juan XXIII en 1959 para reformar e insuflarle nueva vida a la Iglesia Católica como preparativo para el inicio del tercer milenio cristiano.
Tampoco es una casualidad que hoy sea la memoria litúrgica de san Juan XXIII que el 25 de enero de 1959 informó a los cardenales sobre su decisión de celebrar un concilio ecuménico después de constatar la crisis, causada por la sociedad moderna.
El 11 de octubre de 1962, Juan XXIII decía:
En esta línea, historiadores y autoridades eclesiales, incluido el papa Francisco, lo consideran el acontecimiento más importante de la Iglesia católica en el siglo XX. En este sentido, el obispo de Roma actual muestra un particular apego al último Concilio, que se ha expresado en tres aspectos claves: la liturgia, la sinodalidad y el servicio.
Liturgia
Al Concilio le corresponde proveer a la reforma y fomento de la Liturgia. De ahí que el Concilio tuvo varios cambios importantes que inciden hasta nuestros días: El idioma, a partir de su conclusión la misa no se diría en latín- y al ritual -en adelante, el sacerdote daría la misa de frente a su congregación en lugar de darle la espalda.
Pablo VI la consideraba necesaria para robustecer las fuerzas para predicar a Cristo; la vida litúrgica gira en torno al sacrificio y los sacramentos. Además como ejercicio del sacerdocio de Jesucristo, incluso renovando la Liturgia de la Palabra, entre otros aspectos.
«Gracias a la renovación de la liturgia, la celebración eucarística no es el único momento apropiado para la homilía. Esta tiene también un lugar propio, y no debe ser olvidada, en la celebración de todos los sacramentos con ocasión de otras reuniones de fieles» (Evangelii Nuntiandi, 43).
La liturgia no es camisa de fuerza. Por eso, las ultimas reformas del Papa van en la dirección de que sea un momento de acercamiento auténtico a Cristo. Por tanto, el Concilio ha hecho una revolución hasta en la inculturación de la misa y evitar la uniformidad en la Liturgia.
Así, se acepta dentro de ella lo que en las costumbres de los pueblos pueda armonizarse con el espíritu litúrgico. Cabe recordar, por ejemplo la aprobación del rito Congoleño, el Culto Divino aprobó en 1988 el Rito Romano para las Diócesis de Zaire. De hecho, el 1 de diciembre de 2019, el Papa celebró la eucaristía en rito congoleño para conmemorar el 25 aniversario de la Capellanía Católica Congoleña en Roma.
Sin embargo, los obstáculos no han sido pocos, especialmente por los ataques de los llamados «tradicionalistas» o «ultraconservadores» que se consideran «la verdadera iglesia» y no aceptan las ultimas disposiciones sobre la misa en latín (Tradicionalis Custodes) y contrarios al camino del Concilio, en general.
Francisco no cierra la puerta al diálogo, pero dentro de los parámetros conciliares, de otra manera considera a quienes critican el Vaticano II o no lo siguen como personas que están fuera de la Iglesia. Y exhorta a los obispos y demás autoridades eclesiales a no hacer «concesiones a quienes pretendan presentar una catequesis que no esté de acuerdo con el magisterio de la Iglesia».
«El Concilio es el Magisterio de la Iglesia… A mí me hace pensar tanto en un grupo de obispos que después del Vaticano I se fueron, un grupo de laicos, grupos allí, para continuar la "verdadera doctrina" que no era la del Vaticano I. "Nosotros somos los verdaderos católicos"... Hoy ordenan mujeres. La actitud más estricta de custodiar la fe sin el Magisterio de la Iglesia, te lleva a la ruina».
Sinodalidad y servicio
Juan XXIII llamó el concilio un «nuevo Pentecostés». De ahí que, desde Pablo VI, Juan Pablo II (Novo millennio ineunte, 6 de enero de 2001, 57) hasta Francisco, los papas hayan manifestado, cada uno a su manera, la consigna de llevar adelante su misión como servicio y aplicación del Vaticano II.
Es poner a Cristo en el centro y la fe que obra por medio del amor más allá de la sola ley o la doctrina. «Jesús nos enseña el servicio, como camino del cristiano». De hecho, «el cristiano existe para servir, no para ser servido». Y es una regla que vale «toda la vida». Y para la Iglesia. [26.04.2018]
Al respecto, el Sínodo de 1985 (Vigésimo aniversario de la conclusión del concilio Vaticano II) y los últimos sobre los Jóvenes (2018), la Familia (2015), la Asamblea especial dedicada a la Amazonia y, el que está en camino sobre la Sinodalidad (2021-2023) confirman la convicción de que el Concilio Vaticano II continúa siendo la «Carta Magna» de la Iglesia para ponerse al servicio de los hombres y mujeres de estos tiempos.
Precisamente, «la finalidad del Sínodo era y sigue siendo la de prolongar, en la vida y en la misión de la Iglesia, el estilo del Concilio Vaticano II, así como la de fomentar en el Pueblo de Dios la apropiación viva de sus enseñanzas», se lee en un mensaje reciente de la Secretaría General del Sínodo con motivo del aniversario de la apertura del Concilio.